El Colombiano

Nos llegó la hora

- Por JUAN GÓMEZ MARTÍNEZ - redaccion@elcolombia­no.com.co

A los colombiano­s nos llegó la hora de tomar la decisión más importante y crucial de los últimos años: o salvar la patria o entregarla a Alibabá, con sus bolsas de dinero, y sus cuarenta o más amigos cercanos.

No nos podemos equivocar, hay que votar por el que ha dado muestras de ser un buen administra­dor y no por aquel al que le faltó poco para acabar con Bogotá. Nunca cometer el pecado de votar en blanco.

Aquí, en Medellín, nos están dando muestras de lo que le puede pasar al país si llegare a ganar Petro. Ahora el alcalde titular suspendido y la encargada mientras su patrón se defiende, todos petristas, están acabando con una de las soluciones que se les daba a los más desprotegi­dos de la sociedad, como son los venteros callejeros. Gente buena que no quiere delinquir, que trabajaba al sol y al agua. Les están quitando los locales de los llamados bazares, se los están vendiendo a una firma bogotana —otra vez de la capital—, no les están prestando los servicios básicos de energía y agua, los están bloqueando con todas las formas de presión, para que tengan que desocupar. Esa es la política del amigo y candidato del alcalde. Ese es Petro y así es su política: crear el caos para buscar la solución que le da votos.

Aquí, en Medellín, se buscan las soluciones para los más desprotegi­dos, se les dan oportunida­des, pero el petrismo, la extrema izquierda, los amigos de Maduro, de Fidel, del asesino de los ucranianos —Putin—, el alcalde y su gente, crean las dificultad­es para darles solución y, una vez sometidos los más pobres a las peores condicione­s, aparecen los supuestos bondadosos para solucionar los problemas por ellos creados. Ejemplo, lo que en estos momentos pasa con los bazares, donde no solo crean los problemas, sino que los aprovechan con ánimo de lucro. Los locales se los venden a una firma de vigilancia bogotana.

Nos acercamos a la debacle, estamos en el momento de máximo peligro. Se busca un cambio, se predica la necesidad de una solución, pero nadie ha dicho cuál es el cambio que se va a hacer, cómo será la solución para los problemas, cuál será la forma para encontrar esa solución. No seamos inocentes, que Petro nos cuente, con costos, la forma de hacer el cambio, pero que no sea algo en el aire como siempre lo hace y la gente le cree.

Habla de acabar con la explotació­n del petróleo, mientras en los países comunistas tratan de aumentar su producción. Habla de Hidroituan­go, que hay que desembalsa­r. Pero no nos cuenta cómo va a hacer ese imposible técnico. No tiene ni la menor idea de cómo se podría hacer. La ignorancia es muy propicia para predicar imposibles. Pobre Petro y su peligrosa ignorancia.

Que Dios nos tenga otra vez de su mano

“El alcalde y su gente crean las dificultad­es y, una vez sometidos los pobres a las peores condicione­s, aparecen los supuestos bondadosos para darles la solución”.

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