De pactos a videos
Hoy es un día de prueba para la democracia colombiana.
En esta jornada electoral nuestro voto tiene que ser razonado, estudiado, consciente, responsable, pensando en lo que le conviene a Colombia.
Decidiremos qué clase de gobierno es el que queremos tener en los cuatro próximos años, ¿o serán doce como afirman algunos afiebrados militantes del Pacto Histórico?
Llegamos a esta segunda vuelta para la elección presidencial después de atravesar un tortuoso camino, un ominoso camino, diría más bien.
Nos hemos visto obligados a presenciar el lamentable espectáculo de uno de los contendientes, el señor Gustavo Petro, cuya campaña ha acudido a toda clase de subterfugios, triquiñuelas y jugadas sucias que bordean peligrosamente el Código Penal.
Primero fue el “pacto de la Picota”, con el que se pretendió aviesamente recoger apoyos entre delincuentes comunes, narcos, corruptos y extraditables que purgan penas en la cárcel nacional, a cambio de un difuso y confuso y en todo caso absurdo e imposible “perdón social”, algo así como un indulto para tan señalados malhechores.
Fueron repetidas las visitas a la Picota, a pesar de los impedimentos legales, para conferenciar con los tales sujetos convertidos por obra y gracia de los representantes del Pacto Histórico en protagonistas del acontecer político del país.
Pero las sorpresas no terminaron ahí.
Esta semana los medios de comunicación dieron cuenta de las grabaciones de la campaña Petro, en la cual se revelan el juego sucio, los propósitos de anular, atacar y destruir con calumnias y mezquindades a los rivales, agresiones de las cuales no se salvó nin
El país debe tener un propósito claro: afrontar con decisión y valor la corrupción que desde hace años nos aqueja y que no ha podido tener una solución efectiva en ninguno de los últimos gobiernos”.
guno de los candidatos diferentes a Petro. Todos fueron víctimas de esas viles y punibles jugarretas que, en últimas, son un asalto a la buena fe de los ciudadanos y de la democracia en nuestro país.
El juego deshonesto de los asesores de Petro, entre los cuales se destaca el senador Roy Barreras, nos indica la clase de personas que aspiran a llegar al poder para hacer de Colombia un país sometido al desventurado populismo.
Si queremos mantener vigente la República, tenemos que erradicar de raíz comportamientos como los señalados, que nos colocan en un muy mal nivel en el concierto internacional como una suerte de Estado bananero. Porque esa es la máxima expresión de la corrupción institucionalizada en los partidos y movimientos políticos que aspiran a dirigir la nación con un gobierno corrupto y corruptor.
El país debe tener un propósito claro: afrontar con decisión y valor la corrupción que desde hace años nos aqueja y que no ha podido tener una solución efectiva en ninguno de los últimos gobiernos. La lenidad en las penas, absurdas por lo bajas, y la no recuperación de lo hurtado han hecho que delinquir sí pague, como se dice en algunos sectores.
Acompañemos con nuestro voto a Rodolfo Hernández por un mejor país.
Post Scriptum: Mucho se ha dicho de los oscuros manejos que se han dado en la alcaldía de Quintero en la licitación de atención de adultos mayores por valor de $ 27.000 millones de pesos. Con esos manejos se favoreció a uno de los proponentes que se ha denunciado. ¿Otra licitación con burro amarrado?