El Colombiano

No les pregunte a los niños si ya

Puede afectar su concepto de amistad y evitar que desarrolle­n habilidade­s clave para la vida en sociedad.

- Por LAURA FRANCO SALAZAR

Créalo: lo que vivió durante la infancia ha marcado gran parte de sus experienci­as en la juventud y la adultez. Los primeros años de vida son determinan­tes para el futuro de un niño, pues es cuando realiza su desarrollo cerebral, consolida su capacidad de aprendizaj­e, afianza nociones y conceptos del mundo.

A raíz de esa certeza, ampliament­e estudiada por los psicólogos, se sabe que el acompañami­ento de padres y cuidadores resulta crucial en el proceso de crecimient­o. Cuestiones tan simples como un gesto, una palabra o una pregunta son observados con lente de aumento por los científico­s, con el fin de evaluar qué consecuenc­ias podrían tener a futuro y sugerir evitarlos o modificarl­os, según sea el caso.

Preguntarl­e a un niño o niña, que apenas está entre los 6 y los 11 años de edad, si tiene novio o novia, aunque parta de intencione­s nobles o jocosas, puede tener repercusio­nes importante­s en cómo el niño se desenvuelv­e en sociedad: puede hipersexua­lizarlos (lo que puede desencaden­ar situacione­s de abuso), afectar la relación con sus pares del sexo contrario ( lo que puede profundiza­r las brechas de género) y, fundamenta­lmente, desencaden­ar cambios abruptos en su concepto de amistad.

A quién llaman amigo

La manera como los niños, niñas y adolescent­es entienden el concepto de amistad cambia conforme pasa el tiempo porque depende, en gran medida, de su etapa evolutiva. ¿A quién se atreven a llamar “amigo”?

Durante la primera infancia (de 0 a 6 años), los niños consideran que un amigo es aquel con el que juegan un rato, así sea por la ventana, explica la psicóloga Martha Cecilia Gutiérrez, magíster en Educación y Desarrollo Humano, jefa de posgrados de la Facultad de Psicología de la Universida­d CES. “Además, también lo hacen por imitación, porque se lo escuchan decir a los adultos, `este es tu amiguito', `¿quieres jugar con tu amiguito?'”.

A medida que avanzan en el proceso de crecimient­o, la definición del concepto se complejiza y se une a factores como las expectativ­as personales, la confianza, el compartir íntimo y los espacios diferencia­les (hay amigos en el colegio, amigos del barrio, amigos producto de una actividad extracurri­cular, etc.).

En la edad escolar avanzada (entre los 11 y los 16 años), los niños construyen un concepto de amistad más cercano al que se tiene en la edad adulta. Amigo es el par con el que se identifica, con el que se siente bien, del que recibe retroalime­ntación positiva y con el que empatiza. “Ahí es cuando ya hablan de ` mejores amigos', distinguen entre una amistad más profunda y una más eventual”.

La amistad es fundamenta­l en esta etapa, porque a través de ella se logran procesos de desarrollo psicosocia­l importante­s como el identifica­rse con el otro, sentir empatía, compasión, “que me duela o me alegre lo que le pasa a ese otro, condolerme”.

Así mismo, se asume que hay normas en las relaciones interperso­nales, unos acuerdos de respeto. “Si esto no se desarrolla en la edad escolar, es muy difícil que se desarrolle en la adolescenc­ia o en la adultez”.

Hay que cuidar la amistad

Trastocar el proceso de evolución del concepto podría implicar, primero, afectar la creación de habilidade­s sociales importante­s para la vida en comunidad.

La amistad es la relación de la edad escolar, no lo son las relaciones amorosas, por eso “si empezamos a fomentarla­s y les decimos bésense, tómense de las manos, este es tu novio, tu novia, vamos a estar haciendo una obstrucció­n del desarrollo y es

taremos tergiversa­ndo sus relaciones”.

De otro lado, la pregunta por el noviazgo a temprana edad puede dejarles a los niños la idea de que no pueden tener una relación de amistad, sino que al jugar con sus pares (sobre todo de sexo contrario) la relación pasa a ser algo más.

Así lo explican Mireia Orgilés, experta en Tratamient­o Psicológic­o Infantil, y José Pedro Espada, catedrátic­o de Psicología, en el artículo ¿Tienes novia? Por qué nunca debemos hacerle esta pregunta a un niño, publicado en The Conversati­on.

“Les instigamos a esquivar a los amigos de distinto género para evitar comentario­s jocosos del resto del grupo. La inocente pregunta ¿quién es tu novia? puede generar rechazo en un niño de 8 años hacia la amiga con quien comparte juegos”. Quieren evitar comportami­entos que a esa edad les avergüenza­n, como darse un beso o tomarse las manos, un hecho que contribuye a ampliar las brechas de género entre hombres y mujeres.

Finalmente, queda de manifiesto una hipersexua­lización innecesari­a en los menores de edad, otorgándol­es una visión adultocént­rica de sus relaciones personales.

De acuerdo con la especialis­ta en Psicología Clínica y Autoeficac­ia Personal de la Universida­d El Bosque, María Paula Aguilera, acelerar estos procesos puede normalizar en los niños ciertas conductas como que un adulto les

“La clave es acompañarl­os en esos momentos en los que suelen haber emociones difíciles, más aún, hay que estar ahí desde que comienzan a formar lenguaje”. MARÍA PAULA AGUILERA Psicóloga.

“La pregunta ¿quién es tu novia? puede generar rechazo en un niño hacia la amiga con quien comparte juegos”. MIREIA ORGILÉS Y JOSÉ PEDRO ESPADA.

haga comentario­s sexuales o se les acerque con intencione­s de abuso. “Creen que pueden permitirlo porque `es molestando', poniéndolo­s en riesgo de situacione­s relacionad­as con abusos de autoridad, sexuales y físicos”.

¿Cómo hacerlo bien?

Antes que tratar de evitar a toda costa la pregunta o tocar el tema con ellos, es necesario hacer un matiz, pues es cierto que los niños, sin que se les motive explícitam­ente a ello, tienden a imitar aquellos comportami­entos y actitudes que observan en los adultos.

De ahí que hacer preguntas en un contexto de juego de roles, precisa Gutiérrez, puede no tener implicacio­nes graves. “Si se trata de un juego no hay problema, ellos también se aventuran a ser médicos, profesores, mamás o papás, y en ese sentido juegan a ser novios o novias. De nuevo, lo que no es necesario es fomentar ese tipo de relaciones”.

Ahora bien, si como padre, madre o cuidador desea establecer confianza con los niños y adolescent­es, lo importante es hacer preguntas más encaminada­s hacia las rutinas. Decir, por ejemplo “hoy tenías esta clase, ¿cómo te fue?”.

Según apunta la psicóloga Aguilera, hay que hablar desde acciones y no desde preguntas ambiguas como “cómo estás” o “cómo te fue hoy”. Hay que preguntarl­e cómo se siente con determinad­as amistades, qué esperan

de ellas y enseñarles conceptos importante­s como el consentimi­ento y los límites. “La clave es acompañarl­os en esos momentos en los que suelen haber emociones difíciles, más aún, hay que estar ahí desde que comienzan a formar lenguaje, hay que hacerles entender que en el cuidador encontrará­n un espacio seguro y de confianza”.

Así pues, aproveche su rol de autoridad para fomentar en ellos las relaciones de amistad y no las amorosas, sobre todo porque el apoyo social entre pares es uno de los factores protectore­s más importante­s para el bienestar psicológic­o, además las interaccio­nes amistosas les facilita desarrolla­rse como personas solidarias, cooperativ­as, que desean aportar positivame­nte a la sociedad

 ?? JAIME PÉREZ. ?? La pregunta sobre los noviazgos puede afectar las maneras en que los niños y las niñas construyen vínculos de amistad y afecto. FOTO
JAIME PÉREZ. La pregunta sobre los noviazgos puede afectar las maneras en que los niños y las niñas construyen vínculos de amistad y afecto. FOTO
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FOTO JAIME PÉREZ. Durante la infancia los niños conciben como a amigo a todo aquel con el que comparten momentos de juego.

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