El Colombiano

Terminó el viacrucis en el norte por falla en el metro

Operación comercial vuelve hoy a la normalidad, al igual que el pico y placa. Contingenc­ia afectó por seis días a los habitantes del Norte.

- Por EDISON FERNEY HENAO H.

Desde hoy a las 4:30 de la mañana se normaliza la operación comercial del sistema metro. Tras un viacrucis de seis días, debido a la socavación de la vía férrea entre Tricentena­rio y Caribe, los habitantes del norte de la ciudad tendrán un respiro. Cesarán las filas interminab­les, las peregrinac­iones a pie y, con el retorno del pico y placa para motos y vehículos particular­es, la normalidad en varios corredores viales.

“Debido a los trabajos de fortalecim­iento de la zona afectada por la ola invernal, se ha logrado resolver el problema (...). Empezaremo­s operación nuevamente con el metro. Esto va a beneficiar a la mitad de la ciudad y nos va a permitir, también, volver a la condición anterior del pico y placa”, expresó el alcalde Daniel Quintero.

Durante la mañana de ayer se habían comunicado los avances en los trabajos de mitigación, aunque se dijo que estos aún no concluían. Una pequeña tregua en medio de tanta llovedera permitió el vaciado de concreto necesario para solventar el hundimient­o. Pero antes se acondicion­ó el terreno en donde cables de alta tensión y de fibra óptica se vieron afectados por la emergencia. Para los cables se tuvieron que construir unos cobertores, desde cero.

Si bien el alcalde Quintero informó que se reanudaría­n las operacione­s, la precisión que se compartió desde el Metro más temprano fue que la estabiliza­ción de la zona no había concluido. Cabe recordar que la semana pasada Andree Uribe, quien entonces fungía como alcaldesa encargada, explicó que las obras estructura­les podían tardar hasta tres semanas.

Sobre la medida de pico y placa también se habían dado algunas puntadas. Si bien fue tomada para mitigar la contingenc­ia tras la socavación en la vía férrea —registrada el jueves pasado—, Quintero dijo ayer en la mañana que volvería a regir hoy miércoles para los carros particular­es.

“Las motos van a seguir sin pico y placa hasta que se resuelva plenamente el problema del metro. Vamos a pedirles a las empresas que, por favor, en especial a las personas que viven en el norte, les permitan teletrabaj­o en la medida de lo posible”, había dicho temprano el mandatario.

Pero tras el anuncio de que el metro vuelve a operar normal, la restricció­n aplicará para todos. Es decir: los carros con placas terminadas en los números 4 y 8 tendrán pico y

placa hoy miércoles, al igual que las motos que comiencen en los mismos dígitos.

Se espera que con su retorno se descongest­ionen vías como la Autopista. Ayer, ese corredor se movió más lento que los ciudadanos que se bajaron en Tricentena­rio y caminaron hasta Caribe. “Desde las 4: 30 de la mañana el pico y placa será normal. Esto va a mejorar, sin duda, las condicione­s de movilidad: para quienes se mueven en metro, buses y vehículo particular”, agregó el alcalde.

Último día de un viacrucis

La jornada de ayer comenzó muy temprano. El madrugón de muchos fue mayor para no llegar tarde al trabajo. También lo fue para quienes, como Roberto de Jesús Cartagena, salieron del suyo y trataron de llegar a casa. Él, empleado del sector de vigilancia, cogió metro en La Estrella a las 6:30 de la mañana. Una hora y media después, en Tricentena­rio, hacía de guía de los embolatado­s: “Vea, salga ha

cia el sur. A mano derecha están los buses”, decía. Aún no lograba llegar a Bello, su destino.

“Hasta Caribe todo muy bien, pero de aquí para allá — norte de la ciudad— es un desastre”. Para llegar de Universida­d a Tricentena­rio, un trayecto que solo tiene una estación de por medio, tardó casi una hora. “Hay muchos que ya saben dónde se bajan, pero hay otros que no. Están confundido­s”, expresó.

La anormalida­d saltaba a la vista en la misma estación. Los trenes “escupían” más personas de lo habitual, que trataban de conectarse con Caribe y al instante decían: “Todos los días cambian el lado de salida. ¿Y para Caribe por dónde es, pues?”.

El afán, pese a la madrugada, de nada sirvió. De calma se tuvo que llenar Francy Labrador, quien viajaba desde Bello hasta La Alpujarra. Entraba a las 8:00 de la mañana a trabajar y diez minutos antes estaba haciendo fila en un costado de la estación Tricentena­rio, tra

tando de coger bus.

“Mi esposo me traía en la moto, pero estuvimos metidos en un taco como media hora. Tuvo que arrimarme al metro. ¡Menos mal mi jefa entiende la contingenc­ia!”, comentó. Otros, más cortos de tiempo, echaron a andar hasta Caribe. Con paraguas, chaqueta y reloj en mano, emprendier­on una procesión que, a buen paso, duró 20 minutos.

“Hay demasiada gente. El sistema alterno que pusieron es poco eficiente, y más en hora pico. Los otros días he cogido bus hasta Universida­d, pero hoy —ayer— la fila está muy larga”, dijo Anderson Quirós, quien desde Acevedo trataba de llegar a Sabaneta. Su trayecto, de una hora habitualme­nte, se convirtió en uno de hora y 45 minutos.

Alternativ­a fue insuficien­te

Al interior de las estaciones, los guías del sistema trataron de lidiar con el desconcier­to. Con parlantes y hasta megáfonos compartier­on indicacion­es. En

Tricentena­rio fueron: “Si va para el sur, puede salir hacia la derecha y tomar bus hasta Caribe, o hacia a la izquierda y tomar integrado hasta Universida­d”. Ambas rutas funcionaro­n gratuitame­nte, mediadas por un ficho amarillo que les permitía a los usuarios reintegrar­se al sistema metro.

Los que no tomaron estas opciones o se fueron a pie, recorriend­o la Autopista en sentido norte-sur, se dejaron conquistar por quienes viven su agosto por estos días. “Esa fila está demorada: $2.500 hasta Caribe. Vamos, vamos. Me quedan tres cupos. Solo dos. Vea: falta uno”, vociferaba un conductor particular. Mientras las filas se desgranaba­n, pasajero a pasajero, llegaban otros y decían: “A $2.000 para Caribe. Ya voy a salir. Pilas, que nos vamos”.

Pese a que la jornada fue traumática, las filas en la estación Caribe, que ahora hace de terminal, se movieron a buen ritmo. Eso sí: no faltó quien se bajó del bus antes de tiempo, como Carlos Arturo Gil, que empezó trayecto en Robledo, por el caos vehicular. La ciudad, hasta ayer, estaba sin pico y placa para motos y carros.

La fotografía de la mañana se repitió en la hora pico de la tarde. El viacrucis lo anticipó Anderson desde temprano, quien viaja de Sabaneta a Acevedo una vez sale del trabajo. “Y en las horas de la tarde, ni se diga: ha sido una pesadilla”. Tener el metro a medias, definitiva­mente, es un lujo que la ciudad no puede darse

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Por un lado, la prestación del servicio de buses para suplir operacione­s entre Tricentena­rio y Caribe. Por el otro, alto flujo vehicular en la Autopista debido al cese de operacione­s entre estas estaciones.
 ?? FOTOS MANUEL SALDARRIAG­A ?? Filas interminab­les sobre Carabobo, en un costado de Tricentena­rio.
FOTOS MANUEL SALDARRIAG­A Filas interminab­les sobre Carabobo, en un costado de Tricentena­rio.

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