El Colombiano

Un futuro para Mateo

- ELBACÉ RESTREPO - elbacecili­arestrepo@yahoo.com

Desde Francia, en su videocolum­na Hoja de velocidad para Consejo de redacción, de Teleantioq­uia, el periodista Andrés Candela nos contó hace poco la historia de Valentina, cuya vida podría resumirse en tres tristes actos:

Primer acto: La danza de las múltiples V: Valentina Vásquez Vanegas, vulnerada, violentada y violada a sus muy cortos catorce años de edad.

Segundo acto: Producto de esa violación nació Mateo, para cuya vida ni el corazón ni la razón de Valentina ofrecieron ninguna resistenci­a: Lo amó sin porqués desde el mismo instante en el que supo que lo llevaba en su vientre. Ella, que poco sabía de derechos, aceptó su suerte así no más. Durante el embarazo se dedicó a vender bolsas de basura para aportar a la ya muy precaria economía familiar.

Tercer acto: Un cáncer que sorpresiva­mente le descubrier­on a Valentina, con un alto grado de agresivida­d, contra el que luchó y perdió. Murió dos días después de que, con el último hálito de vida, celebrara el Día de la Madre, hace apenas un mes largo. A pesar de las circunstan­cias, le dio a Mateo su amparo, su amor y su ternura en el corto lapso que vivieron juntos, mientras su enfermedad se lo permitió.

En su videocolum­na, Andrés Candela le dice a Valentina que, “aunque nunca he sido un hombre de flores y no creo en cadenas ni en milagros publicitar­ios, espero que en esta ocasión mi Hoja de velocidad sirva para que alguien, o una empresa, lleve a Mateo a un viaje en avión y le muestre las nubes, donde él cree que tú ya estás. Descansa en paz, Valentina”.

En Colombia se registra un caso de abuso sexual cada media hora. Y muchas veces en nuestras narices, sin que nos demos cuenta o, peor aún, sin que nos inmutemos. Valentina es una cifra más en el doloroso 80 % de mujeres víctimas de este crimen atroz. Y Mateo, una consecuenc­ia que ahora, a sus cuatro años, enfrenta una tragedia de vida: no tiene padre y no tiene madre, mientras su familia subsiste como puede, en parte gracias a un mercado que cada tanto les regala una parroquia de la ciudad.

Hay historias dolorosas que nos llegan con detalles y nos revuelcan hasta las pestañas. Y ante esto, como dice Candela, “tenemos que dejar de adornar la realidad con adjetivos de pasarela”.

Mateo ya fue a ese viaje en helicópter­o, gracias a la labor humanitari­a de la Fuerza Aérea colombiana. Pero un paseo por las nubes no es suficiente y los amigos periodista­s lo saben. Ahora, como una gran cruzada, ondean las banderas del periodismo social y, en su empeño de ayudar, están buscando un padrino, o varios, bien sea personas naturales o institucio­nes que estén dispuestas y comprometi­das a cambiar el futuro embolatado de Mateo por uno certero y firme que garantice su educación. Fácil no es, pero imposible, tampoco. ¡Vamos que vamos!

En Colombia se registra un caso de abuso sexual cada media hora. Y muchas veces en nuestras narices, sin que nos demos cuenta o, peor aún, sin que nos inmutemos”.

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