Así se vivió la final en Medellín
Hubo nervios de principio a fin, pero los hinchas mantuvieron la fe intacta.
“Felicitaciones a los jugadores y directivos de Nacional. Saludo especial a El Arriero Herrera por el logro de la estrella 17”. ANÍBAL GAVIRIA Gobernador de Antioquia
Familias completas con camisetas, banderines en carros particulares y taxis, y casas envueltas en telas blancas y verdes fueron algunas de las imágenes que se vieron en Medellín durante la previa de la final de la Liga Betplay entre Atlético Nacional y Tolima. Muchos papás paisas esperaban que, en su día de celebración, se hiciera el milagro: la estrella 17, tras cinco años de espera.
La fiesta verde comenzó muy temprano. Algunos hinchas les pusieron camisetas a sus mascotas y las pasearon por diferentes barrios; otros prepararon las vuvuzelas, decoraron motocicletas y autos, y emprendieron camino hacia los lugares en donde verían el encuentro de cierre de la liga.
En los sectores vecinos del estadio Atanasio Girardot y el centro de la ciudad, los comerciantes hicieron su agosto. Vendieron camisetas del club verdolaga, cornetas plásticas, globos y banderas. Entre tanto, los hinchas se desplazaban al estadio y sus alrededores, con miras a la celebración.
Entre tanto, las autoridades desplegaban un dispositivo de seguridad para garantizar el orden público durante y después del compromiso. Cerca de 2.500 hombres y mujeres de la Policía Metropolitana se ubicaron en corredores como el bulevar de la 70 y algunos centros comerciales.
Se sufrió de principio a fin
El pitazo inicial llegó a las 7:01 de la noche, por parte del central Andrés Rojas. Los rostros expectantes de los hinchas, esperanzados y confiados en los dos goles de ventaja con los que llegó Nacional a Ibagué, se transformaron pronto en angustia.
En los primeros minutos del compromiso fueron varias las llegadas del Tolima, que Kevin Leonardo Mier logró neutralizar. Más de un lamento se escuchó en los bares de la 70, en los corredores comerciales de El Poblado y Laureles, y en otros barrios de la ciudad.
Los dos goles de Tolima, en los minutos 17 (por un autogol de Emanuel Olivera) y 35 (de Juan Fernando Caicedo), dejaron sin respiración a la hinchada verdolaga. La cuenta se igualó. Ambos equipos estaban, entonces, en las mismas condiciones. Los gritos de aliento cesaron y en los ojos de los expectantes se recreaba la misma emoción: desconcierto.
El segundo tiempo acompañó de mejor manera a Nacional. Un gol de Dorlan Pabón, que luego fue invalidado por fuera de lugar de Jéfferson Duque, le devolvió el ímpetu a los hinchas que se dieron cita en varios puntos para ver el partido. Algunos, sin embargo, ya se resignaban a los penales.
En el minuto 90+1, Jarlan Barrera desequilibró el marcador y puso a Nacional por encima de la serie. El aire le volvió a la hinchada verdolaga, que sentía que, por un momento, se escapaba la tan anhelada 17: el regalo que esperaban muchos padres.
Tras el pitazo final del central en el estadio Manuel Murillo Toro, el júbilo embargó a los paisas que acompañaron el juego final del equipo liderado por Hernán Darío Herrera. Los rostros, inquietos por el resultado, migraron a un estado pletórico, mediado por abrazos, lágrimas y risas, tras cinco años de espera. Hasta el gobernador Aníbal Gaviria se pronunció. “Felicitaciones a los jugadores y directivos de Nacional. Saludo especial a “El Arriero” Herrera por el logro de la estrella 17. A los hinchas, invitación a celebrar con alegría y respeto por la vida”, expresó