La violencia empaña la campaña en Brasil
El presidente Jair Bolsonaro, y el candidadto Luis Inácio Lula da Silva, se han enfrentado verbalmente y han desencadenado odios en los votantes.
Las últimas horas de la carrera presidencial en Brasil han estado marcadas por frases despectivas e insultos de parte de los dos candidatos que se disputarán la primera vuelta este domingo.
Con el objetivo de mantener la presidencia, el actual mandatario brasilero, Jair Bolsonaro, afiló sus dardos y le recordó los pecados a su contrincante, Luis Inácio Lula da Silva, quien estuvo en prisión por el caso Lava Jato, un entramado de corrupción que involucró a la empresa de combustibles del Estado, Petrobrás, con otras empresas constructoras y con políticos para obtener fondos, por debajo de la mesa, para las campañas.
Bolsonaro, que en las encuestas está por debajo de Lula da Silva con un 34 por ciento de favorabilidad contra un 48 por ciento de su contrincante, expresó que el candidato opositor es un “mentiroso, expreso y traidor”.
Pero Lula da Silva no se quedó atrás y le mostró el retrovisor a Bolsonaro y le expresó que si quería ver corrupción solo era cuestión de mirarse al espejo, pues su hijo, el senador Flavio Bolsonaro; y su exministro de Educación están acusados de exigir cuotas a las iglesias evangélicas.
“No mientas porque es vergonzoso que mienta un presidente de la República”, expresó Lula da Silva a Bolsonaro, a quien además le reclamó por la deforestación y los años ambientales en la Amazonia.
La tensión y la polarización antes de los comicios, azuzada por los agarrones verbales de ambos candidatos no se ha quedado solo en las campañas; en las calles de Brasil las provocaciones han comenzado a exacerbar la violencia que podría terminan por incidir en los resultados del próximo domingo.
Temen por la violencia
Los medios de comunicación de Brasil registran que en la última semana, tras los señalamientos e insultos de ambos candidatos, las agresiones entre partidarios de ambos candidatos han aumentado, imponiéndole a esta campaña un sello de violencia partidista.
Un mapeo realizado por Agencia Pública registró que desde el 16 de agosto, momento en el que inició la campaña,
hasta este 30 de septiembre, se presentaron 75 incidentes violentos en los cuales las víctimas fueron periodistas, ciudadanos, investigadores y hasta los candidatos.
“En esta encuesta consideramos solo los ataques cara a cara, excluyendo los ataques por teléfono, correo electrónico y redes sociales. Tal como lo hicimos en 2018 y 2020 , seguiremos monitoreando los casos de violencia electoral hasta la segunda vuelta”, dice el informe de Agencia Pública.
El informe reseña que dentro de los 75 episodios violentos, ocho se registraron con armas de fuego entre los que se presentó el asesinato de dos votantes, ambos simpatizantes de Lula da Silva.
Las dos personas muertas fueron identificadas como Marcelo Arruda, quien pereció mientras celebraba su fiesta de cumpleaños por los disparos de un seguidor de Bolsonaro. El hecho ocurrió en la localidad de Paraná.
El otro homicidio ocurrió en Ceará. El pasado 24 de sep
tiembre se encontraba en un bar Antônio Carlos Silva de Lima, de 39 años de edad. Hasta el lugar llegó un hombre que preguntó quien votaría por Lula da Silva, y en el momento en el que Antônio Carlos levantó la mano, el agresor le quitó la vida a puñaladas.
“En más de un tercio de los casos (36%), los agresores fueron simpatizantes del presidente Bolsonaro, mientras que en el 9% de los casos la violencia fue cometida por simpatizantes de Lula. No fue posible identificar a quién apoya el agresor para presidente en el 57% de los casos y no siempre el apoyo a un candidato en particular motivó el ataque”, señala la Agencia.
Llamado a la tranquilidad
El panorama de violencia y tensión antes de las elecciones de Brasil este domingo, llevó a que distintos mandatarios del continente hicieran un llamado a la cordura entre ambos candidatos, y que organismos multilaterales pidan calma en unos comicios que, según agencias de investigación y medios de comunicación locales, podrían convertirse en las más violentas de la historia de las elecciones en Brasil