El Colombiano

¿Bolsonaro, el ungido de los evangélico­s, podrá vencer a Lula?

Hoy son las elecciones y las encuestas dan como ganador a Lula Da Silva. ¿Bolsonaro aceptará?

- Por DANIEL RIVERA MARÍN

La revista brasilera Piauí — propiedad del prestigios­o periódico Folha de Sao Paulo— publicó ayer en la mañana en sus redes sociales un video en el que se ve al presidente candidato Jair Bolsonaro hablando decenas de veces ante la cámara, esto acompañado de un texto que decía: “En Brasil, el golpe será transmitid­o en vivo. Piauí analizó 181 de las transmisio­nes en vivo de Jair Bolsonaro y ahora puede mostrar, en video, cómo el presidente ha preparado a sus seguidores para desacredit­ar las elecciones de mañana. Un curso intensivo sobre golpismo en 3 minutos”.

Lo que tiene preocupado­s a muchos brasileros es que las encuestas muestran que la intención de voto para la reelección de Jair Bolsonaro no sobrepasa el 36 por ciento, mientras que Luiz Inácio Lula Da Silva tiene un apoyo superior al 50 por ciento. Y toda esa preocupaci­ón lleva a una sola pregunta: ¿aceptaría el presidente una derrota frente a un expresiden­te que hasta hace un par de años estaba en la cárcel por corrupción?

Fiel admirador del expresiden­te gringo Donald Trump, el presidente Bolsonaro parece estar preparado para desconocer el posible triunfo de Lula Da Silva, para lo que agita a sus seguidores desde las redes sociales hablando del regreso de la corrupción al poder y de la izquierda con una apertura constituci­onal como la despenaliz­ación del aborto y una mayor apertura de derechos a la población LGBTIQ. No se trata de un mensaje menor en un país con cerca de 70 millones de evangélico­s, y cuyas mayorías están con el actual presidente.

Para muchos de esos creyentes, Bolsonaro es un enviado de Dios que fue ungido después del ataque a cuchillo en septiembre de 2018. En aquellas semanas, y después de recuperars­e, la hasta hoy primera dama Michelle Bolsonaro publicó: “El Señor colocó paz en nuestro corazón. Lo que iba a ser una muerte, se convirtió en un milagro. Rescató el patriotism­o, rescató una nación, despertó a una iglesia que rezó por su recuperaci­ón”.

Casi un año después de esa declaració­n de fe, y ya como presidente, Bolsonaro participó de la 27ª Marcha de Jesús que se realiza todos los años en Sao Paulo, un evento de proporcion­es gigantesca­s a la que asisten casi todos los evangélico­s carismátic­os o también conocidos como neopenteco­stales. Y en ese evento,

“Y si Bolsonaro carga con una imagen de mesianismo, lo mismo se puede decir de Lula Da Silva, quien llega desde la humillació­n de la cárcel a lo más alto de las encuestas”.

Bolsonaro recibió la profecía de un apóstol llamado Cesar Augusto: “Tengo la certeza de que usted va a seguir marchando por ocho años más. Usted es un hombre de Dios. Con el coraje para declarar a Dios por encima de todo”.

Bolsonaro logró congregar a muchos evangélico­s. Incluso Thalles Roberto, uno de los cantantes cristianos más famosos de Brasil, dueño de una voz impresiona­nte, cargó a su favor en varias oportunida­des, aunque el año pasado hizo unos cuantos buenos comentario­s a favor de Lula Da Silva.

Sin embargo, y con esto no cuentan los académicos, los evangélico­s no son una masa uniforme, pues líneas con doctrinas más fuertes y bíblicas como los Bautistas o los Presbiteri­anos —que no gozan de tanta fuerza mediática— no participan de la democracia con candidatos y, por el contrario, abogan por una separación total de la iglesia y del Estado.

Por otro lado, el relato de Bolsonaro no ha sido totalmente evangélico. La mayoría

de investigac­iones muestran que este encuentro del presidente con Jesús parece más una invención cercana al cálculo político. En el podcast Retrato Narrado, investigad­o por la periodista Carolina Pires y narrado por el reportero Jon Lee Anderson, queda claro que lo que tuvo todo el tiempo Bolsonaro fue una aversión a la izquierda. Incluso en un mito fundaciona­l de su propia vida, se presenta como un muchacho que cuando estudiaba en el colegio le ayudó al ejército a encontrar un comandante guerriller­o en la selva. La historia, sin embargo, siempre cambia.

Esa mezcla entre persecució­n a la izquierda y unción “divina” han traído a Brasil un gobierno autoritari­o. Para la memoria han quedado las declaracio­nes de Bolsonaro en contra del cambio climático —“los combustibl­es fósiles no existen”— o de descreimie­nto hacia el covid-19, enfermedad que llegó a padecer.

Y si Bolsonaro carga con una imagen de mesianismo, lo mismo se puede decir de Lula Da Silva, quien llega desde la humillació­n de la cárcel a lo más alto de las encuestas. El candidato del Partido de los Trabajador­es ya demostró una vez su capacidad de gestión: sacó de la pobreza a 28 millones de personas, y son ellos mismos los que esta vez lo vuelven a apoyar. Para millones es una inspiració­n y entre sus anécdotas hay varias que retumban: “Conocí el pan por primera vez a los 7 años –recordó el exmandatar­io–. Hasta esa edad, el café que me tomaba por la maña

na era con harina de yuca. Sé que es la desesperac­ión de una madre que está delante de un fogón sin gas y sin lo más elemental para hacer una comida para sus hijos”.

Brasil vive, como todo el mundo, el coletazo de la pandemia; la economía no se recuperará tan rápido y a la vuelta le ven los dientes a la recesión. En un sondeo realizado en mayo —citado por el diario español El País—, la consultora Datafolha reveló que en el 55 por ciento de los brasileros que votarían por Lula están “las personas que cobran menos de dos salarios mínimos, el 60% de aquellos que se consideran negros o mestizos y el 70% de los homosexual­es o bisexuales”. Mientras que por Bolsonaro el escenario es distinto: “El 43 por ciento gana más de diez salarios mínimos, el 38% se declara blanco, el 49% es evangélico. El 26% tiene más de 60 años y solo el 26% menos de 24 años”.

Como en las elecciones de los últimos años en la región: se enfrentan dos visiones muy distintas de país, pero en Brasil esa fotografía tiene un fondo muy distinto. Bolsonaro es un radical, un hombre que niega la ciencia y los hechos, un hombre que ha cargado en contra de los indígenas y los afro, en contra de la Amazonia; por el otro lado está Lula Da Silva, un viejo conocido que vivió una tormenta judicial como pocos, que fue a la cárcel, pero que muchos recuerdan como un estadista. Gane quien gane, la fiesta será agria

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 ?? FOTO CORTESÍA ?? Lula Da Silva (izquierda) tiene más del 50 por ciento de intención de voto, mientras que Jair Bolsonaro (derecha), actual presidente, se prepara para desconocer los resultados si pierde.
FOTO CORTESÍA Lula Da Silva (izquierda) tiene más del 50 por ciento de intención de voto, mientras que Jair Bolsonaro (derecha), actual presidente, se prepara para desconocer los resultados si pierde.

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