El Colombiano

La desconfian­za que UNE

- Por JUAN DAVID RAMÍREZ CORREA - columnasio­que@gmail.com

Novelón completo el de la venta de las acciones que EPM tiene en Tigo UNE. Novelón que deja latente una sensación de desconfian­za mayúscula frente a una administra­ción que obliga a tener los ojos bien abiertos.

La poca claridad de la alcaldía sobre la destinació­n de los recursos que podrían entrar a las finanzas públicas hace pensar que estarán al garete del amaño político. A Daniel Quintero se le ha pedido destinació­n específica para esos dineros. Que exista una especie de blindaje puesto al servicio al desarrollo. Pero no, hasta hoy, poca claridad frente a la petición. Al contrario, cada justificac­ión sobre el a dónde irán los recursos conduce a un mismo punto: Dudas.

Dudas que dejan entrever una suerte de billetera burocrátic­a, clientelis­ta y populista esperando por esos dineros. ¿Un cheque en blanco? Eso sería vergonzoso.

Desde la administra­ción han sido porfiados. Dicen que todo lo que pasa es obra y gracia del Centro Democrátic­o y de los intereses de un montón de bandidos que hacen parte del imaginario del alcalde. Eso es apelar a la fórmula de la narrativa que construyó el alcalde y que hoy tiene cansados a miles de ciudadanos, los mismos que marcharon copiosamen­te hace ocho días en una muestra de rechazo no solo al gobierno nacional, sino también a la figura de Quintero.

$ 2,8 billones en juego. Es cierto. Claro, hay riesgos administra­tivos frente a la posibilida­d de no poder hacer líquidos dichos recursos por el hecho de no liberar la cláusula para enajenar dichas acciones. Cláusula que, por lo demás, vence en 2024. Ese argumento es el que están moviendo desde el oficialism­o en una actitud de desespero de padre y señor mío. Incluso el alcalde es el que más apela a eso. Basta con levantarse el domingo pasado y leer un tweet que publicó a las 9:30 a. m. “Feliz domingo para todos menos para los que le quieren regalar 3 billones de la plata de la gente a Tigo”.

¿Eso es sensato en un mandatario? No.

Entonces, hay que asumir el tema con responsabi­lidad, razonabili­dad y transparen­cia. Son muchas las voces que han dicho, ¡ojo, ojo, ojo, ojo! Menciono simplement­e la voz de Felipe Vélez, exsecretar­io de Planeación del municipio, quien lidera un colectivo

“Desde la administra­ción han sido porfiados. Dicen que todo lo que pasa es obra y gracia del Centro Democrátic­o y de los intereses de un montón de bandidos que hacen parte del imaginario del alcalde”.

llamado Medellín Vuelve a Brillar: “Física y pura desconfian­za”. Eso es contundent­e. “Ojalá haya una forma de extender la cláusula de protección del patrimonio para que sea la próxima administra­ción la que decida”. Eso es sensato, propositiv­o y salido de cualquier politiquer­ía y cálculo como los de hoy.

Nadie va a discutir que se busque un buen negocio, pero esto va más allá de ser un asunto financiero y de patrimonio público. Se trata de ejercer control real, control sobre una administra­ción que genera desconfian­za en muchos, porque, como se ven las cosas, podemos estar ad portas de un muy mal negocio.

Qué paradójico… hoy la desconfian­za es la que une para proteger a UNE

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