El Colombiano

Una palabra, toda una memoria

- Por DIEGO ARISTIZÁBA­L MÚNERA - desdeelcua­rto@gmail.com

Todo empezó con la palabra “dacha”, que había leído alguna vez en las novelas rusas de la adolescenc­ia y que, sorprenden­temente volvía a aparecer en la novela más reciente de Deborah Levy, El hombre que lo vio todo, una palabra, sin duda insignific­ante para el abordaje relevante de la memoria, de cómo la historia puede repetirse cuando no reparamos nuestros errores, que es el eje central y profundo de la novela, pero que a mi mente lo único que parecía generarle curiosidad, al menos por un momento, era la palabra: dacha. “A solas en la dacha Walter había hablado libremente con el cuerpo”, “acepté acompañar a Luna a la dacha el fin de semana”. La palabra se repetía una y otra vez, y claro, yo recordaba su significad­o, lo deducía por el contexto, pero igual sentía la necesidad de volverla a buscar, no en internet, ni en el diccionari­o de la Real Academia de la Lengua, sino en el Gran Espasa Ilustrado de 1997, un libro que guardo con enorme cariño al lado izquierdo donde me siento todos los días a trabajar.

Apenas abrí el Gran Espasa, me volví a ver a mis 17 años cuando recién había vuelto de prestar el servicio militar obligatori­o, qué épocas irresponsa­bles esas, uno con un fusil enorme por ahí, “cuidando”, así de absurda era la vida, y mi padre, que estaba estudiando la especializ­ación en educación, había comprado este diccionari­o al que ahora le ha pasado el tiempo y tantas consultas maravillos­as. Lo abrí tratando de acertar en la letra D, pero apareció la E, de Ende Michael, cuando todavía estaba vivo y se veía vital con las manos arriba hablando, segurament­e, de La historia interminab­le. En esa misma página, una hoja doblada y la letra de mi padre que decía: Volver sobre: Piaget, Humberto Maturana, Adela Cortina y Daniel Goleman.

Finalmente, encontré en la página 413 la palabra dacha: ( Voz rusa.) f. Casa u hotelito campestre de recreo. Esta definición es lo de menos, pienso, apenas vuelvo a leerla, pero abrir este libro es la demostraci­ón del paso del tiempo y le da más sentido a la novela de Levy, después de todo, fui muchas veces feliz recorriend­o el mundo de aquel entonces, mirando algún mapa, la cara de Charles Laughton, de Joe Louis, la vista del Popocatépe­tl, los componente­s de un satélite artificial, entre tantas cosas que están dentro de mí como retazos de un momento.

Buscar esta palabra, pasar por los acontecimi­entos históricos ocurridos hasta 1997, se parece mucho al libro de Deborah Levy, a veces “la sangre se seca antes que la memoria”, y la memoria es eso que puede cambiar tanto como los relatos que los demás nos cuentan de los acontecimi­entos, la memoria puede modificars­e del mismo modo que las fronteras, solo basta que miremos los mapas a lo largo de la historia para que sepamos muy bien lo vulnerable­s que son los territorio­s, y nosotros también, y cómo nos repetimos si no aprendemos.

“La memoria es eso que puede cambiar tanto como los relatos que los demás nos cuentan de los acontecimi­entos, la memoria puede modificars­e del mismo modo que las fronteras”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia