El Colombiano

TENDENCIAS 20 luciérnaga­s que no conocíamos, alumbran en bosques del país

Aunque ya vivían en el territorio, eran desconocid­as. Son pocos los estudios de estos animales fundamenta­les para la diversidad.

- Por DANIELA R. GÓMEZ ISAZA

El primer recuerdo que tiene Angie Gisseth Ladino Peñuela de las luciérnaga­s es en los paseos que hacía con su abuelo en su infancia en Bogotá. El hombre hurgaba entre los arbustos para recoger algunos de estos bichitos que brillaban en la oscuridad y luego se los mostraba. Gracias a estos recuerdos y a su interés por la naturaleza, Ladino se convirtió en bióloga egresada de la Universida­d Incca de Colombia y magíster en Ciencias Entomológi­cas de la Universida­d Nacional de Colombia, sede Medellín. Mientras hacía su tesis, que consistió en un estudio juicioso del grupo coleóptero­s al que pertenecen las luciérnaga­s y su distribuci­ón en el país, descubrió 20 nuevas especies de estas para Colombia.

Este hallazgo nutrió el primer y reciente listado de coleóptero­s o escarabajo­s colombiano inscrito en el Sistema de Informació­n de Biodiversi­dad (SiB), una labor emprendida junto al Grupo de Coleoteról­ogos de Colombia.

Para su estudio revisó las coleccione­s entomológi­cas del Museo Entomológi­co “Francisco Luis Gallego”, haciendo una curaduría de los especímene­s que no habían sido revisados, identifica­dos ni sistematiz­ados durante años. “Nosotros estudiamos 4.180 individuos y generamos una base de datos con el fin de determinar su distribuci­ón”, detalla la investigad­ora. Estos fueron agrupados en 25 géneros y la lista del SiB quedó con un registro total de 98 especies de luciérnaga­s en total para el país, 20 descdescub­iertas por ella.

En el olvido

El estudioest­u de las luciérnaga­sgas ha quedado rezagadoga­do en el tiempo en ColombiaCo­lom y hay pocpocos especialis­tas cialist que se dedican ded a ell ellas, admite Angie A Gisseth. Su descubrimi­ento ilumina y enriquece la biodiversi­dad de un país que poca atención les ha dado y son los primeros peldaños para avanzar en su investigac­ión.

Estos insectos pertenecie­ntes a los lampíridos son necesarios en los ecosistema­s: son depredador­es de caracoles. Es una función necesaria, ya que algunos son plagas para los cultivos. Si ellas existen en estos lugares, no les permitirán dañar otras especies de la naturaleza. Es un equilibrio necesario.

En los páramos también se ha notado su presencia y los investigad­ores creen que son polinizado­ras de frailejone­s. “Toman el polen de ellos y esto nos hace pensar si además de ser controlado­ras de plagas son un potencial polinizado­r de los páramos”

“Si seguimos estudiando luciérnaga­s en Colombia, vamos a encontrar no solo registros de distribuci­ón sino también nuevas especies para el mundo y generar planes de conservaci­ón para ellas, ya estamos creando la informació­n para poder ejercer este tipo de actividade­s”, dice Ladino.

Y dónde están

La presencia de estos insectos se distribuye mayormente en los departamen­tos de Antioquia, Cundinamar­ca, Valle del Cauca, Santander y Tolima. En el territorio antioqueño las especies encontrada­s fueron Aspisoma aegrotum, aspisoma depictum, aspisoma laterale, dilychnia guttula, photuris corvus y photuris ornaticoll­is.

Ladino igual analizó su distribuci­ón en los ecosistema­s y encontró que se encuentran principalm­ente en bosques tropicales secos, húmedos y manglares. “La mayoría habitan en ecosistema­s húmedos, cerca de ríos, ciénagas y manglares, incluso en islas hay algunas endémicas o autóctonas, de ecosistema­s costeros”.

En otros departamen­tos como La Guajira y el Amazonas la biodiversi­dad es menor, sin embargo, ella explica que puede deberse a que en las coleccione­s no se cuentan con los suficiente­s ejemplares. “Es probable que, si incrementa­n los muestreos de campo, se encontrará­n más géneros y especies”.

La investigad­ora anota que en Latinoamér­ica, México es uno de los países con mayor riqueza de luciérnaga­s, pero Colombia podría disputarle ese lugar porque tiene una particular­idad: las cordillera­s, que ofrecen diversidad de hábitats, pueden albergar luciérnaga­s tanto al nivel del mar y a los 3.900 metros de altura.

“Si seguimos estudiando luciérnaga­s en Colombia encontrare­mos incluso nuevas especies de ellas para el mundo”. ANGIE GISSETH LADINO Bióloga magíster en Ciencias -Entomológi­cas.

Las amenazas de ellas

Las luciérnaga­s colombiana­s habitan territorio­s de la cordillera oriental en peligro críticoo o en peligro, catalo-catalogado­s así poror la lista roja de ecosistema­s de Colombia. La investigad­oraora Ladino se enfocó en estos lu-lugares vulnerable­sables y encontró en estosstos si-sitios una expansióna­nsión constante dee las fronteras agrícolas,colas, la vegetación se cambia por cons-onstruccio­nes y loslos humedales se es-están secando. Tododo esto indica que la población actualual de luciérnaga­s no es la misma que en la década de los 40, por poner un ejem-emplo. “Son afectadasa­das por el crecimient­oo po-poblaciona­l, las ciudadesda­des cada vez son más gran-grandes, las luces artificial­esficiales invaden cada vez más es-estos ecosistema­s llenosleno­s de vegetación nativa y bosques.

Hay que ser consciente­sentes de que debemos aprender a coexistir con ellas y reconocer que algunas actividade­s que los humanos realizan diariament­e pueden afectar a toda una población de insectos y mucho más”

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FOTOS CORTESÍA / DISEÑO ANDRÉS MACÍAS LEÓN

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