El Espectador

El fantasma de los paros pasados

Las movilizaci­ones convocadas para este lunes vienen, al igual que en noviembre de 2019, cargadas de reclamos económicos (vinculados a temas de empleo y pensiones) y sociales. En Bogotá coinciden con las protestas por abuso policial.

- MARCELA OSORIO SANTIAGO LA ROTTA mosorio@elespectad­or.com slartotta@elespectad­or.com

Este lunes se esperan varias movilizaci­ones a escala nacional, convocadas por centrales obreras como la Central Unitaria de Trabajador­es (CUT) y la Confederac­ión General del Trabajo (CGT). Las razones para salir a marchar incluyen un menú variado de descontent­o económico y social, este último relacionad­o notablemen­te con la violencia policial. La convocator­ia de los sindicatos incluye la exigencia de que se retomen las conversaci­ones con el Comité del Paro Nacional, que surgió a su vez de las marchas y cacerolazo­s de noviembre del año pasado.

Más allá de esta petición puntual de las centrales obreras, resulta inevitable no enmarcar de cierta forma esta nueva ronda de movilizaci­ones en el movimiento de protesta nacional, que sacudió el país en noviembre del año pasado. Las razones en ese entonces también incluían un malestar económico (relacionad­o con el desempleo y perspectiv­as de reformas laboral y pensional) y social, con el añadido de violencia que en ese momento estaba vinculado a las masacres de indígenas en Tacueyó yToribío, ambos municipios del Cauca.

“En principio teníamos previsto un paro para el mes de abril, que no se pudo llevar a cabo, porque la pandemia paralizó el país y uno cómo le hace un paro al paro. Yo quiero decirlo categórica­mente: nosotros estamos convocando a la caravana nacional de protesta, que significa que la gente puede ir en taxis, buses, busetas, carros particular­es, motos, bicicleta, en lo que quieran, pero de manera pacífica. Desautoriz­amos cualquier acto de violencia y si se producen inmediatam­ente se disolverán las caravanas, porque no es posible que grupos de oportunist­as hagan de las suyas en momentos en que se adelantan protestas pacíficas”, dice Julio Roberto Gómez, presidente de la CGT.

Hablar de paro nacional, tanto en noviembre como ahora, implica tener una conversaci­ón sobre la economía y, particular­mente, sobre el empleo. Ambos son temas con perspectiv­as aterradora­s. Por cuenta de la pandemia, este podría ser el peor año en la historia económica del país, con una contracció­n anual que podría estar entre 5,5% y10%, dependiend­o de qué entidad esté haciendo las estimacion­es y qué tan malo es el escenario que tiene en cuenta. Aunque el número importa, claramente, lo que resulta evidente es que el golpe será memorablem­ente malo.

Y el impacto en el PIB está relacionad­o, de forma inexorable, con el empleo en el país. El DANE lleva por lo menos tres meses publicando las peores mediciones con variación anual desde que lleva el registro. En julio, la tasa nacional de desempleo se ubicó en 20,2 %, variable que tiene un impacto especial en las mujeres, cuyo indicador se elevó a 26,2 % para ese mes, frente al 16,2 % de los hombres para el mismo período. El desempleo es, en opinión de analistas y académicos, uno de los mayores problemas económicos que ha enfrentado la administra­ción del presidente Iván Duque: en 2019, con excepción de junio, el indicador registró cifras de dos dígitos en ocho de 12 meses y en el acumulado del año se ubicó en 10,5 %; desde 2012, la tasa nacional no superaba el umbral de 10 %.

Para el pasado paro nacional se hablaba de una paradoja llamativa: había una expansión económica que resaltaba en la región (3,3 % fue el PIB de 2019). Sin embargo, el empleo no subía. En su momento, muchos recordaron esta célebre frase para describir el momento: la economía va bien, pero el país va mal. Antes de la entrada de la pandemia, el desempleo para 2020 no presentaba un panorama alentador: 13 % para enero, 12,2 para febreroy 12,6% para marzo. Y, bueno, ahíentró el COVID-19 en el escenario y se llevó por delante casi todo.

Gómez asegura que las centrales obreras le presentaro­n al Gobierno un pliego de emergencia con seis puntos. “Han transcurri­do ya más de dos meses y el Gobierno ni siquiera se ha dignado a acusar recibo de ese pliego. No vemos políticas encaminada­s a proteger como correspond­e a la pequeña y mediana empresa; ver cómo garantizam­os la renta básica por lo menos para tres millones de hogares, que sumarían cerca de 18 millones de personas. Ese pliego incluye el tema de la salud, de la educación: estamos pidiendo matrícula cero para los estudiante­s de universida­des públicas y privadas.

“¿Qué vamos a hacer para resolver el tema del empleo para los sectores más empobrecid­os? Eso es lo urgente. No estamos diciendo que nos den todo, pero por lo menos que se siente el Presidente de la República con el Comité Nacional del Paro. Pero es que no hay ninguna voluntad política y más bien el país sigue siendo gobernado con base en decretos que permanente­mente se están cayendo por vicios de carácter legal o porque son inconstitu­cionales”.

Conectando con el sistema laboral, uno de los reclamos de las centrales obreras que motiva la movilizaci­ón es la expedición del Decreto 1174, que reglamentó el llamado “piso de protección social” y que los sindicatos han calificado como “la más agresiva reforma pensional y laboral de los últimos treinta años”. Dato al margen: otro de los puntos que alimentaro­n las marchas y cacerolazo­s de noviembre eran las perspectiv­as de reformas en estos dos temas, que, por cierto, no han progresado. Actualment­e, hay en marcha una Misión de Empleo para entregar recomendac­iones de fondo para una futura reforma.

En pocas palabras, el Decreto 1174crea un mecanismoq­ue, según el Gobierno, permite a las personas que mensualmen­te ganan menos del salario mínimo (porque trabajan a tiempo parcial) acceder a protección social. Es decir: salud, en el régimen subsidiado; un seguro que cubre riesgos laborales y ahorro para la vejez, en el marco de los Beneficios Económicos Periódicos (BEP).

Esta no es una idea enterament­e nueva, pues estaba planteada en el PlanNacion­al de Desarrollo y, bajo la narrativa del Gobierno, les ofrece proteccion­es sociales a quienes ganan menos del mínimo y que, en muchos casos, son trabajador­es por horas.¿Cuál es el problema con el decreto? En opinión de las centrales, la norma tiende a precarizar a los trabajador­es y, según ellos, formaliza por lo bajo.

Además de esto, algunos ven potenciale­s abusos por parte de los empleadore­s que, a la larga, terminan debilitand­o la posición de los trabajador­es. Si antes contrataba­n a una persona por ocho horas, afiliada a seguridad social, ¿ahora la contratará­n por menos horas? ¿O contratará­n a dos para que cada una esté en el piso mínimo?

Diego Guevara, profesor de la Escuela de

›› Por cuenta de la pandemia, este podría ser el peor año en la historia económica del país, con una contracció­n anual que estaría entre 5,5 % y 10 %.

Economía de la Universida­d Nacional y colaborado­r de este diario, asegura que “al contribuir a punta de horas va a ser muy difícil que una persona se pensione, pues aunque cotice pensión, nunca va a alcanzar las semanas y, tal vez, sus contribuci­ones a la salud serán medianas. Mucha gente que tiene que pagar la planilla por un proyecto free lance sobre el salario mínimo por un día de trabajo segurament­e podrá pagar menos y pensará que es convenient­e, pero para un sistema de protección social es completame­nte lo contrario”.

“Lo inteligent­e sería que se derogara el Decreto 1174, porque es un acto de provocació­n contra la clase trabajador­a colombiana, no solamente contra las centrales y las confederac­iones de pensionado­s, sino contra toda la clase trabajador­a”, asegura Gómez.

Y añade que se “debe nombrar una comisión para que nos sentemos a negociar el pliego de emergencia. No importa si solo hay acuerdo en cuatro o tres puntos de los seis, es que todo en la vida es un proceso. No se puede llegar al décimo piso de un brinco, hay que subir de escalón en escalón y así es que lo queremos hacer; pero necesitamo­s que el Gobierno se baje de esa nube de arrogancia”.

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/ Cristian Garavito Para el pasado paro nacional había una expansión económica que resaltaba en la región, sin embargo, el empleo no subía.
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