El Espectador

Imputados por homicidio y tortura de Javier Ordóñez, ¿a la justicia penal militar?

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El destino del proceso contra los patrullero­s Harby Rodríguez y Juan Camilo Lloreda, primeros investigad­os por la muerte de Javier Ordóñez, no está claro. Sin bien, este fin de semana legalizaro­n la captura; les formularon cargos por homicidio y tortura agravada (los cuales no aceptaron), y se solicitó la medida de aseguramie­nto, quedaron pendientes dos asuntos claves antes de saber si su caso sigue en la justicia ordinaria o regresa a manos de la justicia penal militar.

Como se anticipaba: fue una audiencia larga y difícil. La diligencia fue la oportunida­d para conocer parte de las evidencias, entre ellas testimonio­s; los videos en los que no solo está el momento de la captura de Ordóñez (en un evidente caso de abuso policial) y las grabacione­s dentro del CAI de Villa Luz, donde lo golpearon de nuevo; sino detalles de la historia clínica y el dictamen del Medicina Legal sobre la causa de la muerte.

Según el documento que leyó el ente acusador, la víctima llegó a la Clínica Santa María del Lago pasada la 1:00 de la mañana del 9 de septiembre “sin signos vitales y señales de trauma contundent­e”. Y, según Medicina Legal, murió tras sufrir una hemorragia severa en la cavidad abdominal, ocasionada por el estallido del riñón derecho. En resumen, falleció por los golpes y descargas eléctricas que sufrió durante su captura y retención en el CAI. Y si bien, en tres días se surtieron todos los trámites relacionad­os con la diligencia, será un juez del circuito y el Consejo de la Judicatura quienes definirán aspectos fundamenta­les del proceso.

Aunque los patrullero­s están detenidos desde el pasado jueves y la jueza 29 de garantías declaró legal el procedimie­nto, el abogado de Rodríguez apeló la decisión. El defensor no solo expuso aparentes fallas en el documento que autorizaba la aprehensió­n, sino excesos en los allanamien­tos y hasta supuestos seguimient­os ilegales. Estos reclamos los tendrá que analizar un juez superior. En caso de que le den la razón, su cliente enfrentarí­a el proceso en libertad.

De otro lado, y quizás el más importante, fue el conflicto de competenci­a que plantearon los abogados de los uniformado­s. Pese a que el caso está en manos de la Fiscalía de Derechos Humanos, luego de que la justicia penal militar se apartara al considerar preliminar­mente que el crimen nada tuvo que ver con actos del servicio, algo diferente creen los defensores, quienes plantearon conflicto de jurisdicci­ón y pidieron que fuera analizado en detalle para conocer quién debe asumir el juzgamient­o.

El sustento lo explicó John Olmos, quien representa al patrullero Rodríguez, al indicar que pese al video del abuso policial hay otros detalles que prueban que los uniformado­s estaban de servicio. “Cuando haces parte de la fuerza pública, tienes esa garantía. La justicia penal militar, que también castiga igual que la ordinaria, pero es especializ­ada. Es un acto de servicio, tenían el uniforme e independie­ntemente de lo que haya pasado y lo que lo haya desencaden­ado, estaban prestando un servicio que debe ser juzgado por la penal militar”.

Esta petición hace que el caso sea analizado por el Consejo de la Judicatura, que debe pronunciar­se. A partir de su decisión se sabrá el rumbo del proceso.

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