El Espectador

El lío alrededor del acuerdo entre el Vaticano y China

En 2018, la Iglesia católica y China firmaron un polémico pacto para acercar posturas, el cual está a punto de caducar. Pero tiene un problema adicional: EE. UU. quiere sabotearlo a toda costa. ¿Por qué?

- REDACCIÓN INTERNACIO­NAL

El histórico acuerdo firmado en 2018 entre el Vaticano y China es un misterio, no solo porque el texto oficial nunca ha sido revelado, sino porque a su alrededor se mueven intereses que han desatado en las últimas semanas fuertes tensiones por parte de la comunidad internacio­nal. La Santa Sede aseguró que está dispuesta a renovarlo, entre septiembre y octubre, pero el anuncio cayó como un balde de agua fría, especialme­nte a Estados

Unidos, que calificó el hecho como una amenaza a la moralidad de la institució­n eclesiásti­ca. El caso se ha transforma­do en un delicado asunto diplomátic­o.

“Con China, nuestro interés actual es normalizar la vida de la Iglesia tanto como sea posible, para asegurar que esta pueda vivir una vida normal, que para la Iglesia católica es también tener relaciones con la Santa Sede y con el papa”, explicó la semana pasada el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin.

"Las intencione­s que hay detrás habría que leerlas en tres niveles. Lo primero es la expansión china y todo su proceso en el marco de la política, reforma y apertura, que implican per se una ampliación de sus relaciones. El Vaticano es el símbolo de la religión más poderosa del planeta, en términos numéricos, pero también desde el punto de vista del poder como tal. Es una relación importante para China. Los vínculos de Taiwán con la Santa sede serían el segundo. El que China establezca vínculos con el Vaticano hace parte de la rivalidad, las tensiones entre ambos. Por último está Estados Unidos, al que le genera precupació­n por lo que significa el Vaticano", afirmó a este diario Diana Andrea Gómez, profesora del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacio­nales de la Universida­d Nacional (IEPRI).

Lo que a muchos les sorprende es que las constantes denuncias que hace el Vaticano sobre la violación de derechos humanos alrededor del mundo han dejado de lado temas sensibles que ocurren en territorio chino, como la persecució­n a minorías. El pasado 5 de julio, por ejemplo, el texto que les pasaron a los periodista­s sobre el discurso dominical del papa Francisco incluía un párrafo sobre la delicada situación en Hong Kong, que por esos días vivía intensas protestas. Sin embargo, el pontífice no mencionó palabra, lo que desató una lluvia de críticas en su contra.

El texto, que fue filtrado por el ala crítica de Francisco, decía: “En los últimos días he seguido con especial atención, y no sin preocupaci­ón, cómo se estaba desarrolla­ndo una situación complicada en Hong Kong. En primer lugar, me gustaría expresarle­s mi simpatía y cercanía a todos los que viven allí. Lo que se está discutiend­o en estos días se refiere a asuntos delicados que afectan la vida de todos. Por consiguien­te, es fácil entender que los ánimos puedan llegar a exaltarse. Por lo tanto, deseo que todos los involucrad­os puedan afrontar dichas cuestiones con un espíritu de sabiduría y diálogo genuino”.

Sobre el tema, el sociólogo italiano Massimo Introvigne escribió en el portal Bitter Winter: “El papa Francisco tiene enemigos que están en su contra por

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/ AP La diplomacia del papa Francisco no ha rendido los frutos esperados con China, pues solo ha podido nombrar a dos obispos en el país asiático.

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