De la Fuerza Aérea
Motiva esta solicitud el texto de opinión de Piedad Bonnett del 2 de enero cuyo título es “Historia de Año Nuevo” y la entrevista titulada “‘No he entregado mis sueños, aún quiero ser piloto’: Iván Espejo”, del 16 de enero, en el que se relata la historia de una familia que, a su juicio, ha sido maltratada por la vida y por la Fuerza Aérea Colombiana. Algunos aspectos que consideramos de necesaria aclaración son:
El joven mencionado fue admitido en la Escuela de Suboficiales “CT. ANDRÉS M. DÍAZ (ESUFA)”. No es cierto que el joven “dos meses después de su ingreso a la FAC, durante un ensayo de juramento de bandera y para ‘celebrar’ su cumpleaños, un alumno de segundo año que estaba a cargo de la formación lo molió a golpes en la parte baja de la espalda”.
Tan pronto se conoció la manifestación del exalumno sobre la presunta agresión, se dio inicio a la respectiva investigación disciplinaria en contra de quien, supuestamente, fue el agresor; no obstante las denuncias del presunto agredido, la totalidad de las pruebas que fueron recaudadas permitieron colegir, sin lugar a dudas, que el hecho no existió.
A pesar de lo anterior, el joven se presentó el 12 de marzo de 2019 en la Escuela de Suboficiales (ESUFA) reportando dolor estomacal bastante intenso, por lo cual fue llevado al Establecimiento de Sanidad Militar del Comando Aéreo de Mantenimiento. En dicho establecimiento se le realizó valoración y exámenes por medicina general, permaneciendo en observación hasta el 13 de marzo, fecha en la cual fue remitido al Hospital Militar. No es cierto que los médicos del Hospital Militar hubiesen declarado que las lesiones que sufrió se debieron a traumas por golpes.
Es cierto que el exalumno presentó una solicitud deprecando su reintegro el 1 de julio de 2020 (sic). Mediante documento fechado 25 de junio de 2020 (sic), la Escuela de Suboficiales, a través del Comité Curricular, estudió su caso, encontrando que no era procedente dicha solicitud, ya que había superado los 12 meses que tenía como tiempo para poder realizarla. Todo se ha resuelto conforme los reglamentos. En cuanto a que “La institución (…) nunca castigó al agresor”, no hubo lugar a ello por inexistencia del hecho investigado, según se determinó por parte del competente. En el procedimiento disciplinario adelantado, se resolvió declarar no probados y desvirtuados los cargos y, como consecuencia, absolverlo.
Con tristeza observamos las manifestaciones del joven al señalar que fue abandonado por la Institución, pues pareciera olvidar que sus compañeros de la Escuela y los oficiales y suboficiales orgánicos de ese plantel, de su propio bolsillo, hicieron aportes para coadyuvar en todo su proceso; pero, lo más preocupante es observar cómo el texto da por hecho todo lo dicho por el señor, olvidando si quiera dar la posibilidad a la FAC de manifestarse al respecto.