Un esfuerzo más
El aislamiento sigue siendo la apuesta para contrarrestar el segundo pico de la pandemia en Bogotá. La administración anunció toque de queda nocturno hasta el 28 de enero y este fin de semana se repetirá la cuarentena en toda la ciudad.
››Medidas como el pico y cédula y las restricciones de venta de alcohol también se extendieron hasta el 28 de enero.
Aislarse sigue siendo, hasta el momento, la mejor opción para hacerle frente al segundo pico de la pandemia en Bogotá. Con la ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) sobre el 92,3 % y 50.064 casos activos, anoche la alcaldesa Claudia López anunció que continuará el toque de queda nocturno hasta el 28 de enero y este fin de semana se repetirá la cuarentena general en la ciudad.
La primera medida se toma como respuesta a los lineamientos que el Gobierno Nacional ha dado a las ciudades y los departamentos con mayores ocupaciones en UCI como Medellín o Cali, mientras que la segunda se determinó, según indicó la alcaldesa, debido a la efectividad que ha demostrado la medida en los últimos fines de semana.
“Hay 50.000 casos activos. Pero en el primer pico hubo más. No obstante la gente está más enferma en este pico, están más críticos. Les dijimos hasta el cansancio que no hicieran reuniones familiares, encontramos que la inmensa mayoría de la gente que está hospitalizada se contagió en diciembre. Alrededor de 5.000 brotes no fueron en transporte público, sino en fiestas navideñas”, señaló la alcaldesa Claudia López.
Como medidas complementarias, el secretario de Salud, Alejandro Gómez, anunció que entidades privadas, con clínicas y hospitales propios en otras ciudades, han realizado el traslado de pacientes. En total, la ciudad ha recibido 233 personas con complicaciones de salud y ha remitido 37 a ciudades como Barranquilla. La idea es mantener la disponibilidad de UCI en la ciudad por encima de las 120 camas.
Sumado a esto, se han estado instalando hospitales de campaña en las instituciones públicas, con el fin de descongestionar las salas de urgencias que en las últimas semanas también vienen presentando alta ocupación y, por consiguiente, han sido parte de los llamados de alerta de gremios y médicos, quienes vienen insistiendo en la necesidad de no solo tener en cuenta la atención de los pacientes más críticos. Y aunque se ha planteado la reapertura del hospital transitorio de Corferias, el Distrito no lo descarta como opción, pero no lo tiene como prioridad, pues se han acogido propuestas como la de la Clínica Colombia de utilizar hoteles para la atención de pacientes de baja complejidad.
Pese al optimismo de la alcaldesa López, como del secretario de Salud, frente a la estabilidad en la ocupación de UCI y el plan para evitar un posible colapso del sistema de salud, la cifra de los casos activos ha seguido aumentando en los últimos días, acercándose a los 65.000 que se registraron durante el momento más crítico del primer pico. Asimismo, en los últimos siete días se han habilitado 85 camas en UCI, lo que ha permitido que la ocupación no pase del 93 %.
Para Diego Rosselli, docente de epidemiología de la U. Javeriana, este tipo de medidas de la Alcaldía son las únicas que puede tomar el Distrito en este momento. “Son fundamentales. Además, el Distrito, e incluso los medios de comunicación, deben empezar a trabajar de nuevo en el tema de pedagogía, para que la ciudadanía evite las salidas y las aglomeraciones”.
Algo similar asegura Fernando de la Hoz, profesor de epidemiología de la Universidad Nacional, quien cree que el envío de pacientes a otras ciudades demuestra que ya no hay camas. “Deben seguir tratando de cerrar parcialmente para no hacer más daño a la economía, que también es una preocupación grande. Por ahora no hay nada más que hacer que esperar a que esta semana se evidencie una disminución de casos, porque de lo contrario se podría recurrir a un nuevo cierre total”.
Una opinión contraria tiene Luis Jorge Hernández, coordinador del área de salud pública de la Universidad de los Andes, quien manifiesta que las fallas se han dado desde varios frentes, pues fuera de que se relajaron las medidas en diciembre, el Distrito no cumplió con el objetivo de las 4.000 camas (proyección que el secretario de Salud aceptó fue un error anunciar), ni con el correcto rastreo de casos.
“El miedo de siempre es que se sobrepase la capacidad hospitalaria, que ya está al borde. Ahorita se está recibiendo la cosecha de pacientes de diciembre y como ha habido cuarentenas, se espera que baje, pero estas medidas no tendrán mayor impacto, porque además las interacciones se siguen presentando y lo único que se hace es meterle más miedo a la gente”.
La ciudad sigue a la espera de una reducción de los contagios y con ello de la presión que tiene el sistema de salud. Si bien el aislamiento es la opción por la que ha optado el Estado, la prevención y el autocuidado siguen siendo las mejores estrategias para evitar que el COVID-19 llegue a los hogares.