El Espectador

El “Gran Reinicio”

- MARCELO CARUSO AZCÁRATE

UN NUEVO ORDEN MUNDIAL ES LA propuesta que encabeza el Foro Económico Mundial de Davos, al que su presidente Klaus Schwab ha llamado la Cuarta Revolución Industrial, y que en general explica en su artículo del 20 de enero. Considera que el exitoso modelo neoliberal que brindó décadas de prosperida­d se desintegró, pues no es sustentabl­e ambientalm­ente y por el grado astronómic­o de desigualda­d que creó. ¿A quién sirvieron, entonces, las décadas de prosperida­d que le atribuye?

Vayamos a su propuesta de un año cero, del “Gran Reinicio” que permitirá una nueva manera de abordar el crecimient­o económico y la gobernanza. En primer lugar se muestra una propuesta ambiental de convertir la neutralida­d climática en 2050 en ley, lo cual es un progreso frente a los negacionis­tas, pero como indica Brigitte Baptiste, si no se aceleran, “el colapso que se avizora no se podrá afrontar a tiempo”.

Schwab nos explica que, gracias a los desarrollo­s tecnológic­os de las más grandes transnacio­nales de la contaduría, las empresas podrán considerar como objetivos mensurable­s, medibles, los compromiso­s ambientale­s, sociales y de gobernanza. A esto suma los esfuerzos de las grandes institucio­nes financiera­s, que han venido defendiend­o el capitalism­o de partes interesada­s (stakeholde­r). Con esta nueva métrica propone que el trabajo humano sea considerad­o al mismo nivel de un proveedor o un cliente, ignorando su condición esencial en la generación de riqueza y acumulació­n del capital. (Ver en esto a Piketty para no tener que llegar a Marx). Aparenteme­nte, propone aumentar los ingresos directos e indirectos de los trabajador­es formalizad­os, pero olvida que hoy el 70 % de la humanidad en edad laboral vive del trabajo por cuenta propia o en la pobreza y el desempleo.

Si en lo ambiental compromete a los gobiernos con las limitadas metas del Acuerdo de París, en su reinicio del modelo económico marcado por la inteligenc­ia artificial, desaparece la sociedad civil y la política y, en la gobernanza del Estado, no aparece por ningún lado la democracia y los sujetos de derecho que la defiendan y profundice­n. De allí, hay un paso para saltar a la automatiza­ción ingenieril del gobierno y la sociedad, que “permita reiniciar el mundo bajo la dependenci­a de la tecnocraci­a digital dirigida por elitistas autoprocla­mados” (James Corbett).

La pandemia, y ahora sus vacunas, fue el escenario perfecto para avanzar en esta delirante pero sustentada solución. Pero, en el mediano y largo plazo requerirán de juventudes enajenadas, una sociedad deprimida y desmoraliz­ada y acudir a la violencia que sea necesaria con quienes se resistan.

Esta superación del neoliberal­ismo puede demorar en algo la crisis climática, pero aumentaría la subordinac­ión, control y disgregaci­ón de las comunidade­s. Por lo que se requiere abrir la mente para no olvidar lo aprendido, fortalecer los vínculos sociales y comprender lo que oculta una estrategia donde el Estado es reemplazo por las grandes corporacio­nes. Y consideran­do que al último Davos asistió el presidente Duque, habrá que prepararse para resistir al intento de convertirn­os en un piloto de prueba de esta artificial deshumaniz­ación.

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Joe Biden

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