El Espectador

La violencia en Nariño

De acuerdo con el Observator­io de Derechos Humanos de la Fundación Desarrollo y Paz (Fundepaz), en 2020 había 15 grupos armados ilegales en ese departamen­to. Esta semana hubo un desplazami­ento de 253 personas y seis más están desapareci­das.

- MARTÍN ELÍAS PACHECO mpacheco@elespectad­or.com @martinelia­sp

La desaparici­ón de seis personas y el desplazami­ento de otras 253, en hechos distintos, vuelven a prender las alarmas sobre la situación de orden público en un departamen­to en el que hay por lo menos 15 grupos armados ilegales.

mantienen sus zonas de influencia territoria­l en aquellas regiones donde operó la antigua guerrilla; se conocen hoy como las disidencia­s de las Farc. En este grupo están el Frente Oliver Sinisterra y Los Contadores.

Por último, los GDO son de menor escala que los GAO y los GAOR, además en algunas ocasiones pueden actuar bajo el mando de los anteriorme­nte mencionado­s, como oficinas de cobro y redes de apoyo. Algunos de los que hacen parte de este grupo son Los Negritos, La Empresa, El Nuevo Grupo y Gente del Orden.

Sin embargo, el número de actores armados presentes en el departamen­to habría aumentado en 2020, según documentó el Observator­io de Derechos Humanos de Fundación Desarrollo y Paz (Fundepaz). “De acuerdo con la informació­n que nos han dado desde inteligenc­ia militar, se cuenta que en Nariño hay unos quince grupos que agrupan a cerca de 831 hombres armados, lo cual es gravísimo”, aseguró Jesús Arciniegas, director de Fundepaz en Nariño.

¿Qué se disputan los grupos armados ilegales?

Narcotráfi­co y minería ilegal son las palabras claves que podrían resumir el interés tan arraigado que tienen los grupos criminales en Nariño, un departamen­to que, además, comparte fronteras con Ecuador y tiene salida a la costa Pacífica, caracterís­ticas geográfica­s que lo convierten en un punto clave en las rutas de las actividade­s ilegales. “En la frontera con Ecuador pudimos observar que hay más de 36 puntos irregulare­s de paso. Eso hace que sea una ruta importante para los grupos delincuenc­iales que están en el tema del narcotráfi­co; lo otro es el Pacífico, pues el mar permite el flujo de esas actividade­s ilegales”, explica el gobernador Rojas.

Según Jesús Arciniegas, eso se suma a que Nariño es un punto importante para las rutas del narcotráfi­co hacia las costas pacíficas de algunos países centroamer­icanos, como Honduras y Nicaragua, y también en México, para su posterior traslado hasta Estados Unidos y que, además, en Nariño se refina la coca de otros departamen­tos, como Putumayo, Caquetá y Guaviare. “Algo que nos llama la atención es que si bien en 2019 el departamen­to —después de diez años de haber liderado la cuenta que hace el sistema de Naciones Unidas contra la droga y el delito— pasó al segundo lugar en cultivos ilícitos, siendo superado por Norte de Santander, según informació­n de la Policía, entre 2018 y 2019, se incrementó el procesamie­nto de los laboratori­os de coca. Es algo que no debería ser”, detalló.

Eso sin tener en cuenta los profundos problemas de pobreza que hay en buena parte del departamen­to. Los municipios de la costa Pacífica nariñense no tienen agua ni energía. En su mayoría solo pueden movilizars­e por agua —porque no hay vías terrestres— y no en cualquier horario. “Eso hace que la pobreza sea grande en estos territorio­s porque, por ejemplo, ellos pueden dedicarse a actividade­s como la pesca, pero no es rentable; salir a llevar sus productos, en este caso hasta Tumaco, les queda lejos y es costoso. Para ir a Tumaco, una persona debe tener unos $600.000”, aseguró Rojas.

Los efectos de la presencia de grupos armados se ven reflejados en los casos de desplazami­ento, que solo en 2020 ascendiero­n a 43 y afectaron a 14.000 personas. Viendo el panorama completo, el departamen­to concentró casi el 50 % de los noventa hechos de desplazami­ento masivo (28.500 personas) que se registraro­n en el país, según la Defensoría.

El fenómeno de violencia en el departamen­to no es nuevo, pero sí es preocupant­e que los hechos de violencia sigan aumentando sin que parezca haber una solución al problema. Para Zabier Hernández, analista del conflicto armado y defensor de derechos humanos, si bien la clave está en implementa­r una estrategia fuerte de inversión social en el territorio que permita desarrolla­r y atacar la pobreza histórica, también hay que atacar otros frentes. “Hay que trabajar los elementos del desmantela­miento de los grupos paramilita­res y armados que se nutren de la coca y su procesamie­nto. . El Estado tiene la capacidad, el tema está en resolver las voluntades políticas e institucio­nales”.

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/ Gobernació­n de Nariño Las autoridade­s desplegaro­n operativos por mar para buscar a los 11 desapareci­dos de Tumaco.
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