¿El fin de las artes?
En la edición de marzo de la revista Harper’s hay un artículo del gran cineasta Martin Scorsese, en el cual manifiesta su temor de que la popularidad de los sistemas de transmisión por internet de películas, con canales como Netflix y otros, esté devaluando la posibilidad de hacer buen cine como expresión artística en el futuro. Aunque él reconoce que fue beneficiado cuando pudo hacer su obra maestra El irlandés gracias al apoyo de esos canales, Scorsese afirma que ellos no escogen películas con un criterio curatorial sino con algoritmos que automáticamente determinan qué tan popular es un filme. Lo que les importa es buscar contenidos que sean muy accesibles a la mayoría sin importarles otros factores y que eso ocasiona la devaluación del cine como arte. Eso explica la casi total ausencia de cine clásico de esos canales y que la posibilidad de experimentar haya desaparecido prácticamente. La conclusión a que llega es que el futuro del cine está amenazado por ese criterio en que lo importante es que le guste a la mayoría y no la calidad. En forma pesimista, augura un futuro en que solo tendremos cintas de superhéroes y comedias baratas y, como los canales de streaming están desplazando medios como el DVD y la asistencia de público a cine, predice la desaparición del cine como arte.
Su artículo ha creado discusión, pero me temo que Scorsese se quedó corto al concentrarse en el cine. Olvida que el teatro comercial está acabando con dramaturgos de ideas. Aquí lo hemos visto en el Teatro Nacional que de las aventuras artísticas que preconizaba Fanny Mikey ha pasado a una programación relativamente innocua. Los pintores se quejan de que muchas galerías solo quieren obras que produzcan escándalo e igualmente los músicos ven que entidades como orquestas sinfónicas hacen una programación con cantantes populares y olvidan al compositor colombiano serio. Igualmente, ese deseo de acatar lo que desea la mayoría ha acabado con la programación en radio y televisión de obras ambiciosas pero no populares.
Si todo lo que se predice es cierto, eso significaría, para decirlo muy claramente, el fin de las artes, ya que ellas dependen de la constante evolución para seguir satisfaciendo las necesidades culturales de los amantes de ellas. Ojalá que todo sea una exageración, pero lo cierto es que hay razones para ser pesimista y el artículo de Scorsese refleja un sentimiento bastante generalizado entre los aficionados a las bellas artes. Ojalá que no sea así, pero el futuro, definitivamente, se ve muy negro.