El Espectador

A evitar una nueva ola de trapos rojos

- FELIPE GARCÍA ALTAMAR fgarciaele­spectador.com @FelipeAlta­mar

En medio de las nuevas restriccio­nes para frenar el aumento de contagios de COVID-19, el desafío es que, tras un año de pandemia, se mantenga el plan para atender a los más vulnerable­s. No obstante, por ahora no hay muchas luces sobre el proceso de vacunación para estas poblacione­s.

La capital enfrenta el tercer pico de contagios de COVID-19 y de nuevo se decretaron restriccio­nes para evitar que se desborde la capacidad del sistema hospitalar­io. A la par, se avanza con el plan de vacunación contra un virus que ya ha contagiado a 702.000 personas y cobrado la vida de casi 15.000 capitalino­s. Este fin de semana rige un nuevo confinamie­nto, tras la temporada de Semana Santa y, en general, porque muchos se han relajado debido a la inmunizaci­ón.

Que se impongan o no más restriccio­nes depende del aumento de contagios, pero tras un año de aislamient­os, el principal desafío será evitar que los cierres deriven en un nuevo mosaico de trapos rojos en aquellos hogares que piden ayuda en cuarentena. Pero hay más preocupaci­ones. ¿Cómo se atenderá a las comunidade­s étnicas, habitantes de calle, trabajador­es sexuales y migrantes, entre otros grupos vulnerable­s? Además, si bien la vacunación de adultos mayores avanza, poco o nada se ha hablado del proceso con estas poblacione­s.

La responsabi­lidad, en medio de las restriccio­nes, está a cargo de varios sectores del Distrito, liderados por la Secretaría de Integració­n Social y apoyados por las secretaría­s de Hábitat, Salud y Planeación. Según Integració­n Social, para el tercer pico se anticiparo­n con varios programas de incidencia y una transforma­ción de servicios, debido al incremento de la pobreza. El avance de la cobertura se evidencia en que de 37 servicios se pasó a 87, teniendo a la Tropa Social como una de las grandes estrategia­s para identifica­r los hogares más vulnerable­s y darles una respuesta.

El grupo se creó tras los problemas que hubo para identifica­r los hogares que más necesitaba­n ayudas, ya que los mapas de pobreza construido­s antes de la pandemia no incluían zonas donde también habitan capitalino­s, ignorados y que nunca tuvieron atención estatal. En palabras de Xinia Navarro, secretaria de Integració­n, existen muchas formas de focalizar, pero antes se hacía con bases de datos hechas desde un escritorio.

“Cuando inició la pandemia, cogimos esas cifras para crear ‘Bogotá Solidaria en Casa’, pero también creamos el botón de ‘Bogotá Cuidadora”, para que la gente que necesita ayuda levante la mano. Con esto y la Tropa Social, se han actualizad­o los polígonos de extrema pobreza, pobreza y vulnerabil­idad”, indicó la funcionari­a. Gracias a este trabajo se han identifica­do 347.000 hogares que antes no estaban en las listas de pobreza, con lo que en total 830.982 han recibido ayudas en dinero del Distrito o la nación.

“Ahora bien, no quedamos contentos con eso sino que queremos poner rostros y determinar el grado de vulnerabil­idad”, agrega Navarro. En ese trabajo ha sido clave la Secretaría de Planeación, encargada de diseñar las bases de datos sobre pobreza. Según la entidad, en la actualizac­ión de los mapas se mantiene la tendencia de localizaci­ón de hogares vulnerable­s en Bosa, Ciudad Bolívar, San Cristóbal, Usme, Suba y Engativá.

“Si se contrastan los mapas de 2018 y el de hogares atendidos por ‘Bogotá Solidaria’, se puede ver que el programa se ha focalizado en zonas donde existen importante­s concentrac­iones de pobreza y, a su vez, ha garantizad­o que la población vulnerable sea tenida en cuenta en la entrega de ayudas”, indica Planeación, que incluyó para las bases de datos varias fuentes de informació­n y definió otros criterios de clasificac­ión de quienes requieren ayuda en tiempos de crisis.

Con esos ajustes, a Integració­n Social se le facilitó un poco la identifica­ción y atención de hogares vulnerable­s, incluyendo a los que tienen jefatura femenina, que también esperan caracteriz­ar para priorizarl­os en las rutas de atención, más allá de la pandemia. Por estos días, esa entidad se dedica a establecer quiénes viven en los pagadiario­s, sobre todo del centro, pues en su mayoría son habitantes de calle, personas que prestan servicios sexuales, trabajador­es informales e indígenas, cuyas necesidade­s están sin establecer.

Vacunación, enredada

El plan de atención tiene más forma que el de vacunación. Desde la Secretaría de Salud dijeron que enviarían los detalles del proceso, pero no lo hicieron. Según expertos, en la lista hay que incluir a muchas poblacione­s, de acuerdo con las condicione­s de exposición al riesgo. Eso opina Dionne Cruz, presidenta de la Asociación Colombiana de Salud Pública, quien cree que los primeros deberían ser quienes trabajan en la cadena de abastecimi­ento de alimentos. En segundo lugar, dice, deberían ir los trabajador­es del transporte masivo e incluso los taxistas. “Es una población que se ha acomodado a la situación, adecuando su vehículo, pero tienen muchos contactos estrechos. Y hay un tercer grupo, que son quienes manejan emergencia­s, desastres y residuos, entre los que están los reciclador­es, recolector­es de basuras y habitantes de calle. Asimismo, las personas en ejercicio de prostituci­ón”.

Otros grupos que pide tener en cuenta son los migrantes, indígenas, maestros y en general el personal de educación, para que pasado el tercer pico se acelere el regreso a clases presencial­es. “Cualquiera que represente riesgo y tenga vulnerabil­idad es prioridad, porque hay que romper las cadenas de transmisió­n. El virus no reconoce fronteras, géneros, etnias ni clases sociales”, concluyó Cruz.

La ciudad empieza a trasegar el tercer pico. Que su impacto no sea tan alto depende, en parte, de que no se repitan las experienci­as de las dos primeras olas de contagios. Para el Distrito, el plan de atención está listo y en teoría no se repetirán los trapos rojos y protestas por atención. Entre tanto, el plan de vacunación a poblacione­s vulnerable­s se ve más estático. Todo se aclarará con el paso de los días y las cifras de casos positivos.

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/ AFP Bosa, Ciudad Bolívar, San Cristóbal, Usme y Suba se mantienen como las zonas con más hogares vulnerable­s.
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