Notificados y advertidos
ES EVIDENTE QUE ÁLVARO URIBE quiso que se supiera que sus hijos habían visitado a Duque en la “Casa de Nari”, teniendo por testigo al mediocre y controvertido ministro del Interior. A un Gobierno experto en ocultar lo que no quiere que se sepa, que además es consentido de la mayoría de los medios, le habría quedado muy fácil esconder ese encuentro de los privilegiados vástagos con quien manda su progenitor. ¿Por qué razón permitieron que se filtrara esa visita? ¿Qué están tramando Uribe y su familia? De Duque se sabe que estaba en lo de siempre: cumpliendo órdenes.
Varios voceros del Gobierno salieron a defender la cumbre Duque-delfines, todos ofreciendo explicaciones de cajón. Unos dijeron que los Uribe fueron en condición de “ciudadanos preocupados”, no se sabe si por el inmediato futuro político de ellos, por la inminente reforma tributaria o para derogar la JEP. Otros dijeron que fueron como empresarios, oficio que aprendieron cuando eran inquilinos del lugar al que han vuelto de visita, y que ello es normal porque Duque en sus muchos ratos libres tiene el hábito de recibir a los hombres de industria con puerta franca para ir a pedir o reclamar. Los funcionarios menos sofisticados simplemente atribuyeron esta entrevista tan singular a que se trató de un rato cálido entre viejos amigos.
Los aturdidos y desplazados miembros del partido Centro Democrático ofrecieron otro catálogo de excusas babosas, cuidándose de no molestar a Duque ni a la poderosa familia Uribe.
Nadie se atrevió a sugerir que si Duque y sus áulicos, incluyendo el Gobierno, permitieron hacer de este encuentro la comidilla nacional es porque detrás de eso hay un claro mensaje en el complejo ajedrez politiquero que mueve Uribe, quien a estas alturas de su azarosa vida solo confía en su misma sangre.
Lo que empezó como una cábala o un globito al aire acerca de si Tomás Uribe sería candidato presidencial o cabeza de lista al senado ya es proyecto posible, tanto que en el partido de gobierno van a tener que aprender a vivir con esa imposición antipática y to