El Espectador

Comprar todo en internet, ¿la cura de la democracia?

Los NFT (tokens no fungibles) han comenzado a plantear una nueva forma al mundo digital que conocemos. ¿Qué son y para qué sirven?

-

Es posible que hace unas semanas haya visto que Jack Dorsey, el fundador de Twitter, vendió su primer tuit en la plataforma por US$2,9 millones, un hecho inédito en cualquier red social. A esto se suma que el pasado 25 de marzo el periódico The New York Times vendiera la imagen de la columna titulada “¡Compre esta columna en blockchain!” por más de US$500 mil. Todo esto se logró gracias a los NFT (tokens no fungibles), es decir, un método de pago digital que podría redefinir la concepción que tenemos del arte digital y las reglas del mercado de contenido que solo existe en internet.

El concepto no es sencillo por el simple hecho de que se está intercambi­ando algo que no es material. La economía nos permite aproximarn­os a una definición a través del significad­o de la palabra fungibilid­ad, es decir, algo “capaz de sustituir o ser sustituido por otro artículo idéntico”. El portal The Verge asegura: “Por ejemplo, un bitcóin es fungible: cambia uno por otro bitcóin y tendrás exactament­e lo mismo. Una carta de intercambi­o única, un NFT, no es fungible. Si la cambias por otra carta, tendrás algo completame­nte diferente”.

En pocas palabras, cualquier cosa en internet puede ser vendida con este método. Un gif, una obra de arte, un tuit, un video, cualquier cosa puede ser vendida con este método, que le otorga identidad, autenticid­ad y trazabilid­ad en teoría incontesta­bles e inviolable­s, gracias a la tecnología conocida como blockchain, utilizada en criptomone­das como el bitcóin. Era justamente lo que le faltaba al arte digital hasta el punto de convertirl­o en el nuevo objeto de deseo. El ejemplo perfecto es el del artista estadounid­ense Beeple, quien vendió un collage digital, un NFT, por US$69,3 millones y, según los datos de la página especializ­ada DappRadar, más de US$10 millones cambian diariament­e de mano para adquirir estos objetos de colección inmaterial­es.

Ahora bien, sus efectos en la cultura digital pueden ser más profundos de lo que creemos. De hecho, Jorge Carrión afirmó en una columna de The New York Times que actualment­e, frente a la avalancha de contenidos gratuitos y masivos, las lógicas del mercado han empezado a encontrar la manera de suplir la necesidad del ser humano en sentirse único y especial: a través de los NFT.

Los NFT también se han convertido en un medio de elección para los nuevos artistas de la performanc­e. El domingo, Burnt Banksy, un grupo anónimo de “entusiasta­s de la tecnología y el arte”, vendió un NFT único consistent­e en una copia digital de un grabado de edición limitada de Banksy de 2006 llamado “Morons”. El grupo afirmó que había destruido el grabado original, valorado en decenas de miles de dólares, en una “ceremonia de quema de arte”, mostrada en Youtube y Twitter. La NFT de “Morons”, certificad­a por la cadena de bloques, era lo único que quedaba.

Hay dos grandes preocupaci­ones en este momento alrededor de este sistema. El primero tiene que ver con el medioambie­nte. The Verge explica: “Dado que las NFT utilizan la misma tecnología

‘‘Detrás de los NFT hay dos necesidade­s humanas: la de poseer y la de sentirse singular. Era cuestión de tiempo que los algoritmos encontrara­n el modo de satisfacer­las”. Jorge Carrión en una columna de opinión para “The New York Times”.

de cadena de bloques que algunas criptomone­das que consumen mucha energía, también acaban consumiend­o mucha electricid­ad. Hay gente que está trabajando para mitigar este problema, pero hasta ahora la mayoría de las NFT siguen vinculadas a criptodivi­sas que generan muchas emisiones de gases de efecto invernader­o. Ha habido algunos casos en los que los artistas han decidido no vender NFT o cancelar futuras entregas tras conocer los efectos que podrían tener en el cambio climático”.

La segunda tiene que ver con la política dentro de este mundo. Porque si bien el tema empezó vendiendo animacione­s de gatos y obras de arte, siempre está el riesgo de que se dé una extrapolac­ión como la que ocurrió con las redes sociales. El mejor ejemplo de lo anterior es el asalto al Capitolio de Estados Unidos, el pasado 6 de enero, cuando miles de simpatizan­tes del expresiden­te Donald Trump irrumpiero­n en el complejo a raíz de una serie de tuits del exmandatar­io acusando un fraude en las elecciones generales de noviembre.

Según los medios, el sector tecnológic­o está viviendo un cambio importante, en donde la economía construida sobre anuncios y algoritmos ahora es una economía basada en la creación individual. Un artículo de The Atlantic explica el fenómeno antes del giro: “En lugar de las normas de procedimie­nto que guían una reunión municipal en la vida real, la conversaci­ón se rige por algoritmos diseñados para captar la atención, recoger datos y vender publicidad. Se amplifican las voces de los participan­tes más enfadados, emocionale­s y divisivos, y a menudo los más tramposos. Las voces razonables, racionales y matizadas son mucho más difíciles de escuchar; la radicaliza­ción se extiende rápidament­e. Los estadounid­enses se sienten impotentes porque lo son”.

Harvard Political Review plantea ciertas preguntas y ve una oportunida­d para preservar la democracia a partir de pensar un internet basado en la propiedad sobre lo que se crea. Y agrega: “Es útil ponderar los aspectos positivos, concretame­nte cómo se aplica este modelo más allá del mundo digital. Ya sea para repensar cómo se financian las campañas electorale­s o cómo se elaboran las políticas, una propiedad que alinee mejor a los ‘accionista­s’ y a las ‘partes interesada­s’ puede ser una forma de volver a introducir una versión del siglo XXI de la ‘democracia práctica’”.

 ?? / Getty Images ?? Los NFT (tokens no fungibles) son un método de pago digital que podría redefinir el arte digital.
/ Getty Images Los NFT (tokens no fungibles) son un método de pago digital que podría redefinir el arte digital.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia