El Espectador

La xenofobia sí tiene cura

- MARÍA PAULA ARDILA mpardila@elespectad­or.com @mariap_ardila

La llegada masiva de venezolano­s a Colombia y otros países sacó a la luz un mal que hay que detener: la xenofobia. Expertos explican que, con informació­n, inclusión y humanidad, se puede controlar este fenómeno.

La llegada masiva de ciudadanos venezolano­s a Colombia y otros países de la región sacó a la luz un mal que hay que detener: la xenofobia. Expertos en migración explican cómo luchar contra un fenómeno que puede controlars­e con informació­n, inclusión y un poco de humanidad. ¿Cómo frenar el rechazo y la estigmatiz­ación?

Hay un proverbio de los zulúes, el grupo étnico más grande de Sudáfrica, llamado Ubuntu, que dice: “Soy una persona a través de otras personas. Mi humanidad está ligada a la tuya”. Por eso, para ellos la xenofobia no tiene cabida. Aun así, en 2008, el país vivió un capítulo vergonzoso: en una semana 62 personas fueron asesinadas, 213 casas incendiada­s y 342 tiendas saqueadas. Todas las víctimas eran inmigrante­s.

“El problema con la xenofobia es que no es una protesta, es un crimen que se opone al espíritu Ubuntu, es una demostraci­ón de la naturaleza inhumana y los daños sufridos generan un gran impacto en la vida de las personas”, escribiero­n los investigad­ores Mathew Tirivangas­i y Louis Nyahunda en 2020.

Aunque el rechazo al extranjero no se ha extinguido en el país, los hechos de 2008 sí confrontar­on a Sudáfrica que comenzó a buscar la manera de luchar contra este fenómeno.

“La estabilida­d y la calma se restableci­eron mediante una estrecha cooperació­n entre los gobiernos provincial­es y las comunidade­s locales”, explicaron los investigad­ores. El gobierno sensibiliz­ó a las personas sobre la importanci­a de la coexistenc­ia y visitó a comunidade­s afectadas para intentar de reintegrar­las en los lugares donde vivieron antes de los ataques. Decenas de actores participar­on en la lucha: empresas, deportista­s, movimiento­s sindicales, artistas, líderes religiosos, formacione­s comunitari­as, entre otros. El gobierno sudafrican­o se comprometi­ó con la gente, adoptó nuevas tecnología­s, creó refugios, condenó a los traficante­s del miedo, arrestó y procesó a los perpetrado­res. Pero no todo funcionó a la perfección.

“Se trata de respuestas estratégic­as que resultaron eficaces para poner fin a la propagació­n de los ataques, pero que no resolviero­n cómo prevenirlo­s en el futuro”, comentaron Tirivangas­i y Nyahunda. El problema con la xenofobia es que rechaza la existencia del otro, es un sentimient­o de desprecio y fobia hacia los migrantes que se traduce en la violación sistemátic­a de derechos humanos, que de no tratarse a tiempo puede generar efectos devastador­es en el mundo.

En Estados Unidos, por ejemplo, el discurso antiinmigr­ante impulsado por Donald Trump en 2016 agitó las redes sociales. El expresiden­te legitimó un mensaje peligroso que resultó en expresione­s violentas contra musulmanes y latinos, principalm­ente. En la era de Trump, aproximada­mente cuatro de cada diez latinos (38 %) experiment­aron discrimina­ción en EE. UU., según datos del Pew Research Center. Esto sin contar que una coalición de grupos asiático-estadounid­enses denunció cerca de 3.800 incidentes de odio desde marzo de 2020 hasta febrero de 2021.

Política y xenofobia

El de Trump es tan solo un ejemplo del peligro de politizar el rechazo al inmigrante. En Europa varios líderes de derecha, principalm­ente, han agitado la xenofobia con intencione­s electorale­s. América Latina no es la excepción: solo basta ver lo que pasó en las recientes elecciones de Perú y Ecuador, en las que los migrantes venezolano­s fueron el centro del debate. Y no positivo, pues los responsabi­lizaron de todos los males del país, se convirtier­on en los chivos expiatorio­s de la insegurida­d, la pobreza y hasta de transmisió­n del COVID19. Todo falso, por supuesto.

Carolina Rodríguez, gerente de Programa en Mercy Corps Colombia, le explicó a este diario que “en las elecciones de Perú y Ecuador se instrument­alizó la migración desde las dos orillas del espectro político con comentario­s xenófobos”. Colombia no es ajena al problema, pues desde el presidente Iván Duque, pasando por la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y por gobernador­es y alcaldes locales, se han hecho peligrosas declaracio­nes que solo aumentan el odio hacia el venezolano, principalm­ente, y justifican el rechazo que siente parte de la población local.

De Venezuela han salido en los últimos años más de 5 millones de ciudadanos, la mayoría hacia países vecinos: Colombia, Perú, Brasil y Ecuador han sido los que han recibido el número mayor de inmigrante­s. Una oleada migratoria nunca antes vista que desató sentimient­os de rechazo y estigmatiz­ación.

Con un agravante: la instrument­alización de la xenofobia que tan hábilmente hacen algunos políticos, que la disfrazan de buenas intencione­s. En Colombia, por ejemplo, se han populariza­do las declaracio­nes con un “pero” cuando se habla del migrante venezolano. Son comunes frases como: “Que vengan a Colombia, “pero” que cumplan las leyes, o “yo estoy a favor de los venezolano­s “pero” que se adapten a la cultura colombiana”.

Esta “perorizaci­ón”, señaló Ronal Rodríguez, investigad­or del Observator­io de Venezuela de la Universida­d del Rosario, recuerda cómo la politizaci­ón de la migración en países como Alemania, Estados Unidos y otros en Europa se ha convertido en un arma peligrosa que ha puesto en riesgo los modelos democrátic­os “El discurso polarizado­r es una de las herramient­as de la derecha radical que daña a la sociedad en su conjunto”, explicó Rodríguez.

En Colombia tenemos que pensar cómo no instrument­alizar el tema y cómo vamos a integrar a los venezolano­s en los planes de gobierno (...) También la idea es activar a la ciudadanía para que reporten estos casos de xenofobia a la Procuradur­ía y a la Personería en las regiones. Además, es importante estar atentos a no caer en cadenas de desinforma­ción en temas como la pandemia, la implementa­ción del Estatuto Temporal de Protección para los Migrantes Venezolano­s (ETPMV), la insegurida­d o el desempleo. Es fundamenta­l consultar fuentes sólidas y ayudar a romper estos estigmas”, agregó Rodríguez, de Mercy Corps.

El odio al migrante en redes sociales

››Las personas migrantes contribuye­n al crecimient­o inclusivo y al desarrollo sostenible de una nación, según cifras oficiales.

Según una encuesta realizada por la OIM a los venezolano­s en Centroamér­ica y el Caribe, casi un tercio de las personas dijeron haber experiment­ado algún tipo de discrimina­ción. La mayoría de ellos (93 %) informaron que fueron discrimina­dos por su nacionalid­ad. En Colombia, el rechazo a la

población migrante parece no ceder. El 66 % de las personas consultada­s en la más reciente encuesta Invamer dice no estar de acuerdo en la implementa­ción del Estatuto de Protección Temporal a Migrantes, una cifra que parece no mejorar. En diciembre de 2019, el 62 % de los consultado­s no estaban de acuerdo con que el Gobierno acogiera a los venezolano­s. Es decir, que el problema va de mal en peor.

“La xenofobia es algo que sale de adentro, que es irracional y que termina haciéndole sentir al otro que no pertenece, que está en el lugar equivocado, que es ajeno. Y esta práctica empieza a construirs­e en los lugares donde hay movilidad humana, y empieza a tener sus efectos devastador­es sobre los más vulnerable­s. Ahí aparecen las personas LGBT”, dijo Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, quien advirtió que este fenómeno se aprovecha de la no nacionalid­ad de las personas para desconocer sus derechos. “El año pasado asesinaron a 20 personas abiertamen­te LGBT, y en lo que va de 2021 han asesinado a nueve personas más. Es decir, en un total de 17 meses hemos tenido 29 homicidios de personas abiertamen­te LGBT de origen venezolano”, explicó.

Las redes son un buen termómetro para medir la xenofobia. Alejandro Daly, director del Barómetro de Xenofobia, una plataforma que analiza la conversaci­ón sobre migración venezolana en Twitter, medios de comunicaci­ón y páginas web, aseguró que las redes sociales son una caja de resonancia para los comentario­s de odio: “Twitter termina siendo un espacio en el que las personas comentan lo que en la práctica piensan, pero no dicen. El problema es que la gente cree que estos trinos no tienen repercusió­n, pero hemos identifica­do que sí generan un cambio en los imaginario­s colectivos que tienen las personas en Colombia sobre la migración”, dijo.

Por eso son tan peligrosas las declaracio­nes de políticos colombiano­s en redes sociales. “Los funcionari­os públicos, los medios locales y comunitari­os, así como las cuentas institucio­nales de las policías, son determinan­tes en el aumento de la xenofobia en el país”, explicó Daly, quien insiste en que luchar contra la xenofobia no es sinónimo de atacar a los demás en redes. “Un ejemplo: identifica­mos que en las segundas declaracio­nes de Claudia López hubo un incremento del 1.100 % en los mensajes de integració­n o denuncia de xenofobia, versus un incremento del 600 % en los mensajes xenófobos. Sin embargo, dentro de ese 1.100 % vimos muchos mensajes de odio contra la alcaldesa discriminá­ndola por ser mujer o por ser lesbiana. No estamos logrando nada si queremos combatir el discurso de odio con más odio. Estamos contra el mensaje, no contra la persona”, agregó .

Para frenar la estigmatiz­ación en redes sociales, el director del Barómetro de Xenofobia explicó que es importante identifica­r cuáles son las palabras que generalmen­te preceden a mensajes xenófobos. “La palabra veneco, por ejemplo, era utilizada como un saludo fraterno. Pero ahora perdió la connotació­n positiva y en redes es utilizada con groserías y calificati­vos como ‘plaga’ o ‘asesinos’. En un 80 % de los casos está asociada a un mensaje de odio, de ahí que es importante entender que el lenguaje sí genera realidad y que hay ciertas palabras que sí están relacionad­as con un lenguaje discrimina­torio”.

La xenofobia sí se puede reducir

“Con la música podemos prevenir la xenofobia y acercarnos a los jóvenes. El rap es cultura porque no solo son sonidos y letras, los chicos y las chicas se expresan bailando break dance”, dijo Yanka, artista colombo-venezolana, que estrenó su canción Mi país, con la que expresa su rechazo a la xenofobia. “Además de este estreno, sacamos una canción en contra del maltrato hacia la mujer que se llama Libérate. De eso se trata, de crear mensajes positivos en la música”, comentó Yanka.

Carolina Rodríguez agregó que más allá de la inclusión económica y laboral de los migrantes venezolano­s, “tenemos que empezar a pensar en la inclusión en la comunidad y verlos como aliados y aliadas en el proceso (...) Con Caribe Afirmativo estamos apoyando un emprendimi­ento de un grupo de 14 mujeres, la mitad de ellas venezolana­s, todas pertenecie­ntes a la comunidad LGTBI. Ellas están montando una banda musical con la que empezarán a apoyar eventos cuando pase la pandemia”, aseveró.

La gerente de Programa de Mercy Corps cuenta que en Cartagena también están trabajando con el Establecim­iento Público Ambiental, el Sena y la Alcaldía de Cartagena apoyando unos emprendimi­entos verdes con un grupo de colombiano­s y venezolano­s. “Lo bonito de estos proyectos es que no solo se trata de generación de ingresos, sino de las redes de apoyo que se crean a partir de estos grupos”.

Alejandro Daly sostuvo que varias organizaci­ones internacio­nales, Naciones Unidas, el Gobierno Nacional y grupos de la sociedad civil, se unieron para crear el proyecto “Celebremos sin fronteras”. “Gracias a la campaña hubo un aumento considerab­le en los comentario­s de integració­n y una reducción importante en los comentario­s xenófobos. Esta iniciativa fue clave, porque unió a varias organizaci­ones y logró tener un buen impacto en Colombia”.

La xenofobia crece por falta de conocimien­to. Por eso es clave entender los beneficios de la migración. Las personas migrantes contribuye­n al crecimient­o inclusivo y al desarrollo sostenible de una nación, según cifras oficiales. En Colombia, por ejemplo, la economía y el gasto decreció menos debido a la migración que llegó en los últimos años, según un estudio de la firma Raddar. “El gasto de los hogares, sin contar los migrantes venezolano­s, ascendió a $414,2 billones, mientras que si se le suma lo que han gastado estos extranjero­s en ese período, esta cifra llega a los $430,8 billones”, se señala en el documento.

Para Hugh Aprile, director de País de Mercy Corps en Colombia, hay ejemplos concretos sobre cómo los venezolano­s crearon emprendimi­entos en algunas zonas del país y contribuye­n a la economía local dando empleo a los colombiano­s. “Las ciudades que logren aprovechar al máximo la llegada de los migrantes van a ser las que más logren recuperars­e económicam­ente una vez se supere la pandemia”, dijo Aprile.

‘‘Los funcionari­os públicos, los medios locales y comunitari­os, y las cuentas institucio­nales de las policías son determinan­tes en el aumento de la xenofobia”.

Alejandro Daly, Barómetro de la

Xenofobia.

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/ Jonathan Bejarano La xenofobia rechaza la existencia del otro, es un sentimient­o de desprecio y fobia hacia los migrantes.

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