Estatuafobia
ESTA PALABRA YA PERTENECE AL sistema actual. Sorpresa para muchos, protestas de otros, defensa de algunos, debates interminables tratando de inventar la cuadratura del círculo porque no llevan a nada.
Los defensores de las estatuas, cuya desaparición se está estrenando en América, es ya de muy vieja data en otros países. Aducen que se olvida la historia si se derrumba al “heroe”. Es falso. Alemania no tiene ninguna estatua de Hitler o Himmler y, sin embargo, jamás se olvidará el holocausto de millones y millones de seres humanos. Alemania honra a las víctimas con el Memorial del Holocausto.
En Italia desapareció la de Mussolini y Montanelli, el periodista del fascismo. Lo mismo sucedió con la del rey Leopoldo de Bélgica, la de Rodhes en Sudáfrica, la del zar Alejandro III de Rusia, la de Stalin en Budapest, la de Jean-Baptiste Colbert, áulico de Luis XVI, Sadam Hussein en Bagdad (con la ayuda de las tropas de EE. UU.), Lenin, Engels y Marx han corrido la misma suerte.
Les tocó el turno ahora a los esclavistas. En Bristol hace poco fue derribado y tirado al río Edward Colston, traficante de más de 80.000 esclavos. En Richmond y Virginia, Colón desapareció.
Se reescribe la historia. Ahora será en homenaje a las víctimas y no a los vencedores y victimarios. Walter Benjamin decía: “No hay ningún monumento civilizatorio que no sea al mismo tiempo un monumento de barbarie”.
Pienso que solo deberían “estatuar” a los artistas, los poetas, los escritores, los pintores, los escultores, los científicos. Ellos son y serán eternos. Da Vinci, Miguel Ángel, Mozart, Chopin, Beethoven, Cervantes, Allan Poe, Emily Dickinson, Kafka, Julio Verne, Hans Christian Andersen, Hemingway, Borges, Joyce, Pessoa, Shakespeare, los hermanos Grimm, García Lorca, Miguel de Unamuno, Sartre, Goya, Velásquez, Rembrant... para nombrar solo algunos que ya tienen su monumento y nadie pensaría en tocarlos.
Y a nivel nacional tenemos a Botero, Grau, Obregón, Luis Carlos Arenas, Betancourt, Doris Salcedo, Ramírez Villamizar, García Márquez, José Eustasio Rivera, Jorge Isaacs, Rafael Pombo, José Asunción Silva, Gregorio Vázquez de Arce, Andrés de Santamaría, José María Samper, Ramón Gómez Méndez, Candelario Obeso.
Tenemos que reconocer que fue a raíz de la Independencia que iniciamos un proceso de identidad y de expresiones artísticas propias, pues las nativas habían sido borradas o ignoradas durante el Descubrimiento y la Colonia.
Tenemos la oportunidad ahora, y esto corresponde a las nuevas generaciones, de escribir una nueva historia: la propia, la de nuestros orígenes y nuestras raíces, las verdaderas, dignificando nuestras etnias, la cultura afrocolombiana que empieza a surgir y ser respetada. No más héroes de pies de barro, esclavistas y saqueadores. Somos un país en formación y debemos reconocernos como somos. Y repito, las estatuas y los monumentos son para los artistas. Todos aquellos que nos han aportado cultura y valores enriquecedores.
PD. Reconozco mi “estatuafobia” de políticos de cualquier ideología, de “conquistadores“, de esclavistas, de dictadores. Me fascina verlos caer. En Colombia apenas estamos empezando a abrir los ojos, pero algo es algo. Ojalá el Ministerio de Educación inicie de nuevo las clases de la verdadera historia.