Historia de la literatura: “Comentarios reales”, de Inca Garcilaso de la Vega
Inca Garcilaso de la Vega nos lega en “Comentarios reales” una de las más fidedignas descripciones sociológicas, lingüísticas e históricas que se convierten, además, en referente literario y narratológico. También responde a la postura, de moda por aquell
El barroco indiano es un movimiento que se desarrolla en la América hispana durante el siglo XVII, especialmente. Se trata de una literatura que se convierte en testigo no solamente de la conquista y de su impacto social, sino también del mestizaje cultural. Este fenómeno resulta del intento de una cultura hegemónica por imponerse sobre otra en diversas expresiones, pues, en la medida en la que es casi imposible ignorar un pasado cultural, se produce una especie de fusión que combina la mirada sociológica indiana con la española.
Uno de los representantes más significativos de esta expresión, y que a mi juicio se convierte en un referente literario que no puede ser ignorado en una historia de la literatura, es el Inca Garcilaso de la Vega, llamado igual que aquel al que hicimos referencia en este espacio el 3 de mayo de 2021. Sin embargo, no solo los distancia el tiempo (casi cuarenta años) sino el océano. Además, su nacimiento y vida se convierten también en una amalgama cultural, pues él mismo es un auténtico mestizo americano. Nació en Cuzco el 12 de abril de 1539, hijo ilegítimo del capitán Sebastián Garcilaso de la Vega y Vargas (emparentado con el escritor de la península) e Isabel Chimpu Ocllo, la Palla, cuyo nombre inca significa “mujer de sangre real”, hija del Hualpa Túpac, nieta de Inca Túpac Yupanqui.
Esta filiación contribuyó, en gran medida, al alcance de su obra y legado, ya que no solamente se convierte en cronista sino también en uno de los historiadores más importantes del momento, pues deja trazada una huella fundamental sobre el Imperio inca. De hecho, creció muy cerca de su madre y de su familia materna, que pertenecía a la nobleza incaica, pero al mismo tiempo estuvo cerca del hogar paterno y fue testigo de las hazañas de la conquista, las guerras y la creación del Perú. Ya de adulto es obligado a estudiar en colegios españoles, católicos, es separado de su madre y enviado a España para terminar su formación. Es decir, fue testigo directo de la imposición de una civilización sobre otra a partir de una vivencia cercana de ambas culturas: dos idiomas, dos religiones, dos esquemas monárquicos y militares, aunque se identificó más con la inca que con la española. Él mismo afirma: “Nací solo ocho años después de que los españoles ganaran mi tierra”.
La primera parte de Comentarios
reales fue publicada en 1609 y la segunda fue una publicación póstuma realizada entre 1616 y 1617. Ya desde 1586 había expresado su intención de escribir la historia del Incario (Perú), desde tiempos anteriores a la llegada de los incas hasta la conquista española. La obra está dividida en nueve libros y dos partes: la primera se refiere a los hechos de los incas y su civilización,
bajo el título Comentarios reales que tratan del origen de los incas, reyes que fueron del Perú, de su idolatría, leyes y gobierno, en paz y en guerra; de sus vidas y conquistas y de todo lo que fue aquel Imperio y su República, antes que los españoles pasaran a él, y la segunda alude a la conquista y a guerras civiles entre los conquistadores, bajo el nombre de Historia general del
Perú. Es decir, de alguna manera se congracia con sus dos culturas. Por un lado, rescata la historia y las tradiciones de su familia materna y, por el otro, habla de los españoles y la conquista.
También se refiere a las lenguas del Perú y su historia, luego hace una descripción geográfica en la que intercala cuentos y leyendas coloquiales, como la de Pedro Serrano, uno que se quedó en una isla solo por cuatro años. De igual manera relata sobre las religiones de sus ancestros anteriores a los incas: la idolatría y los dioses que formaban parte de una cultura politeísta que adoraba, sobre todo, animales. Explica que algunos pueblos indígenas preincaicos se caracterizaban por la barbarie de sus sacrificios, hasta el punto de comer carne humana, y destaca que las mujeres eran más crueles que los varones.
Dentro del texto presenta una minuciosa narración genealógica de los reyes incas hasta catorce generaciones arriba. Incluye al famoso Manco Cápac hasta llegar a la guerra entre Atahualpa y Huáscar. Todas estas narraciones, que provienen de la tradición oral, se remontan hasta el origen de los seres humanos, al igual que la gran mayoría de las religiones: el padre Sol decide mandar a la Tierra a uno de sus hijos, Manco Cápac, y a una de sus hijas para que pueblen el mundo, enseñen y se conviertan en civilizadores. Pero, a medida que pasa el tiempo, la raza humana se va corrompiendo. Por eso, manda un gran diluvio que tiene como fin limpiar la maldad. Cuando el diluvio termina, el mundo se divide en cuatro partes. Al final Manco Cápac llega a Cuzco y funda la ciudad. En resumen, hace referencia a tres edades en la historia del Perú: barbarie e idolatría y politeísmo, monarquía de los reyes incas, quienes adoran a un solo dios, el Sol y el cristianismo.
En síntesis, este representante del mestizaje cultural nos lega en este texto una de las más fidedignas descripciones sociológicas, lingüísticas e históricas que se convierten, además, en referente literario y narratológico. También responde a la postura, de moda por aquella época, de calificar a los indígenas como bárbaros y salvajes, en el mismo sentido de las denuncias de Bartolomé de las Casas, que legitima el valor histórico y social de los pueblos indígenas del continente.