El Espectador

La presidenci­a que terminó siendo una sorpresa

Las críticas sobre la postulació­n de Arturo Char a la presidenci­a del Senado se disiparon conforme avanzó su administra­ción, que, en términos generales, fue bien calificada. No obstante, la oposición dice que sus proyectos fueron relegados.

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La postulació­n más polémica a la presidenci­a del Senado para este Congreso fue la de Arturo Char y, para sorpresa de muchos, terminó su período con un balance positivo entre sus compañeros de diferentes bancadas. Las críticas por su relación o no en el caso de corrupción de Aida Merlano, que investiga la Corte Suprema de Justicia, fue más ruido temporal que una piedra en el zapato. Su poca producción legislativ­a, un señalamien­to que no tuvo la suficiente fuerza para generarle problemas. Su silencio y poca participac­ión en sesiones donde lo atacaban —comportami­ento que es reflejo de una personalid­ad serena y tranquila— se convirtió en su gran virtud para presidir las plenarias en el momento más caliente que vivió el país: el paro nacional.

“Supo manejar el Congreso en un momento de gran dificultad, tal vez en los momentos de mayor tensión política en el país. Él mostró tener unas capacidade­s que son complejas en este oficio, como su paciencia y calma. Nunca perdió la compostura”, apuntó sobre su carácter el senador liberal Luis Fernando Velasco. Los aplausos, por decirlo de alguna manera, también le llegaron de otros sectores. “Antes de ser elegido llamaron a catástrofe­s y su presidenci­a resultó ser más tranquila que otras”, dijo Ciro Ramírez, del Centro Democrátic­o.

La catástrofe a la que se refiere Ramírez es cómo afectaría la honorabili­dad del Congreso la investigac­ión suya sobre el caso de Merlano. Los aforados entienden que ser objeto de control judicial es inherente a su labor, pero también son consciente­s de que, en algunas situacione­s, estos procesos pueden influir en lo político. “A veces las investigac­iones terminan afectando a la persona, pero en este caso fue todo lo contrario. Salió adelante y sacó una legislatur­a lucida”, comentó Juan Diego Gómez (Partido Conservado­r), quien será su sucesor.

Desde su partido, Cambio Radical, también reconocier­on su labor. “Fue organizado y metódico para sacar los proyectos de origen parlamenta­rio de gobierno, así como respetuoso en los debates de control político”, aseveró Carlos Fernando Motoa, destacando leyes como la Ley de Turismo, el Código Disciplina­rio, la reforma a la justicia y la reglamenta­ción de la cadena perpetua, entre otras.

A la vez que hay más luz sobre su gestión, para algunos las sombras en su trabajo se reducen a la permanenci­a de las sesiones semipresen­ciales y la priorizaci­ón de proyectos de interés del Gobierno que llevaron al hundimient­o de iniciativa­s como la Jurisdicci­ón Agraria, único proyecto de este Congreso que responde a los mandatos del Acuerdo de Paz. Sin embargo, esto para muchos fue previsible. Lo primero debido a los índices de pandemia, el ascenso en los contagios y las muertes, donde, hasta ahora, se está viendo una tregua.

“Char actuó responsabl­emente. Las estadístic­as de contagio en el país iban en aumento. Hacinar a las personas en un recinto cerrado no era convenient­e. La semipresen­cialidad fue lo que nos dio más tranquilid­ad”, señaló el senador José Ritter López (la U), en defensa de la decisión de no llamar a la presencial­idad. Pero las respuestas sobre este tema son encontrada­s, según Motoa, por ejemplo, sí fue una falla no impulsar el regreso al Capitolio. “En mi criterio, las sesiones mixtas no tienen soporte constituci­onal y son lesivas en materia democrátic­a”, resaltó.

Sobre la segunda sombra, la de privilegia­r la agenda gobiernist­a y dejar a la deriva los proyectos de la oposición, la segunda vicepresid­enta, Sandra Ramírez (Comunes), manifestó que por más democrátic­o que fue Char, él terminó ciñéndose a su estructura política. “No lo voy a culpar, porque él obedece a un partido, que es un partido que obedece a unos intereses. Ese es el reflejo de cómo funcionan el país y el Congreso”. Esa misma tesis sostuviero­n los senadores Velasco e Iván Marulanda (Alianza Verde), quienes vieron que con la gestión del barranquil­lero se perpetuó la dependenci­a del Congreso con Gobierno.

“El Congreso ha perdido su independen­cia y autonomía. Se convirtió en un apéndice del Gobierno, que es el que decide sobre las personas que integrarán las mesas directivas, entre ellas Char. Él y los demás terminaron por responder como si fueran funcionari­os de Palacio. En ese sentido, pusieron en el orden del día los proyectos que al Ejecutivo le interesaba­n, citar a sesiones a la hora y el día que les convenía. Y esto funcionó aún más porque seguimos en sesiones virtuales, donde es imposible el debate democrátic­o”, señaló el senador verde, insistiend­o en que es una evaluación al sistema y no tanto en contra del saliente presidente. “Él fue funcional a como opera la política”, enfatizó.

Velasco, con un tono más crítico, le reconoció efectivida­d al saliente presidente. “Cuando uno hace una evaluación de gestión tiene que ver a qué llegó Arturo Char a la presidenci­a. Él no quería ser un líder nacional, sino generar una serie de acuerdos con el Gobierno y tener buena relación con este. Y eso lo cumplió. Para mí, él fue un hombre efectivo para el Ejecutivo”. Y agregó que, en su rol, Char le sacó todos los proyectos al presidente, “a excepción de la reforma tributaria, que era algo insostenib­le” y, así mismo, contribuyó en un cierto engranaje para que otros no tuvieran éxito.

“Lo de la especialid­ad agraria no fue culpa del todo de Char. Lo que pasó con este proyecto fue complejo. No podemos olvidar que la Comisión Primera lo tuvo y casi no lo manda. Ya en plenaria él manejó los tiempos y, manejando los tiempos, hizo que los tiempos favorecier­an al Gobierno”, precisó. Para el senador Gómez, se trató de una iniciativa “que no logró las mayorías”.

Así las cosas, Char entrega una presidenci­a que, en términos generales, fue popular entre sus compañeros y no satisfizo del todo a la oposición, que sintió que con él al mando sus iniciativa­s quedaron relegadas y las que lograron pasar, como la de la comida chatarra, fueron con las uñas. Se va sin darles casi la cara a los medios de comunicaci­ón y cerrándole las puertas a la prensa para que cubra la instalació­n de la última legislativ­a. Esto, cuando la mayoría de funcionari­os del Congreso están vacunados y el Gobierno decretó la apertura total del país hace más de un mes, mientras seguía el tercer pico del COVID-19.

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››Según la oposición, Char solo se preocupó por sacar la agenda del Gobierno.

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/ El Heraldo Arturo Char llegó a la presidenci­a del Congreso salpicado por el caso de Aida Merlano.

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