Consumo de drogas, la otra cara de la reactivación
En el marco de la reapertura de bares y discotecas, el Distrito se podría enfrentar a un posible aumento en el consumo de sustancias estupefacientes. La corporación Acción Técnica Social y su proyecto “Échele cabeza” lanzan una alerta.
La incautación de 1.010 galones de sustancias líquidas y 650 kilos de químicos sólidos, para producir cocaína, pareciera ser el preámbulo del pronóstico de la corporación Acción Técnica Social (ATS), y su proyecto “Échele cabeza cuando se dé en la cabeza”, sobre un posible aumento en el consumo de estupefacientes tras la reactivación económica.
Se trataba de acetonas, ácido clorhídrico e hidrocarburos disolventes que estaban en galones plásticos, transportados por dos hombres en un camión. También había lonas con cloruro de calcio, hidróxido de sodio y metabisulfito de sodio, elementos usados para procesar el alcaloide, señaló la Policía
Antinarcóticos, luego de hacer el hallazgo en Puente Aranda, a principio de semana. Situaciones como estas, explicó la ATS, podrían volverse recurrentes en lo que queda del año, pues la reapertura gradual de establecimientos nocturnos traería consigo una oleada de sustancias alucinógenas para su comercialización.
Pero, en realidad, lo que terminó preocupando a la corporación, que desde 2007 trabaja con el Gobierno y las organizaciones locales para implementar políticas públicas relacionadas con la prevención, la reducción y el consumo responsable de sustancias psicoactivas, es el aumento en de dosis que están siendo suministradas tras los confinamientos estrictos, además del número de nuevos consumidores.
Lo que les permitió llegar a esta conclusión fue el testeo en más de 1.160 sustancias que analizaron desde junio pasado hasta finales de septiembre, para identificar su pureza y calidad. Esto, en el marco de las inter
venciones del proyecto “Échele cabeza”, el cual impacta las principales fiestas tanto de Bogotá como de otras ciudades del país.
“Lo que vemos este año es una reactivación de la vida social y una reactivación del consumo. Hay una explosión de nuevas sustancias, y eso nos parece muy preocupante. A eso se suma la baja tolerancia por haber dejado de consumir (durante el confinamiento) y la baja percepción del riesgo frente a la fiesta por parte de los organizadores”, comentaron los profesionales de la entidad.
Según cifras recolectadas durante el primer día de apertura de fiestas, que en principio había sido hasta medianoche, la organización recibió 135 reportes de personas con crisis físicas y mentales por el consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales. Además, durante los últimos tres meses, 845 personas usaron el servicio de testeo, 1.142 personas recibieron asesoría directa y se lanzaron 27 alertas psicoactivas por el hallazgo de drogas con componentes químicos altamente peligrosos para el consumo desmedido.
Como evidencia del incremento de sustancias alucinógenas que circulan en la capital luego del confinamiento están las recientes cifras publicadas por el Observatorio de la Policía Nacional, que dejan ver que, desde enero de 2019 al 31 de agosto pasado, se incautaron cerca de 40 millones de gramos de pasta de coca, cocaína y marihuana, total que fue desglosado de la siguiente manera: 2019: 10’264.959 gramos, 2020: 13’756.253 gramos, 2021: 13’974.286 gramos, siendo este año el que registró mayores operativos con hallazgos de estupefacientes.
Esto, aseveraron expertos, podría traducirse en que las aperturas graduales por las que ha pasado la capital han sido vistas por la criminalidad como una oportunidad para expandir el tráfico de sustancias, y por los consumidores, como una forma de hallar con mayor facilidad psicoactivos en las fiestas.
Sobre los casos de narcóticos que han sido reportados al Número Único de Seguridad y Emergencias, línea 123 de Bogotá, la Secretaría de Seguridad aseguró que se ha evidenciado una importante disminución en por lo menos 12 localidades de la capital, esto entre enero y agosto de este año, comparado con los mismos meses de 2020. Pero, por otra parte, en siete localidades de la capital se registró un incremento en las cifras de denuncias de casos relacionados con consumo, lo que precisamente coincide con algunas zonas de fiestas en Bogotá: Engativá: 7.164 reportes, Barrios Unidos: 1.555, Teusaquillo: 1.117 y Chapinero: 724, durante lo corrido del año.
El edil Christian Robayo Arias, defensor de derechos humanos de la localidad de Ciudad Bolívar, explicó que con esta problemática se ha disparado y el sur de la capital no ha sido ajena a ella. “Esto viene combinado con una serie de recomposiciones que se han venido dando durante la pandemia y en medio de la reactivación en los barrios y los territorios.
Algunas de estas organizaciones han estado ejerciendo presión en colegios de esta localidad. Tenemos casos de niños que desde los nueve años están siendo víctimas de incentivos para convertirse en potenciales consumidores. Incluso, la zona de Soacha y Ciudad Bolívar se ha convertido en un corredor para el posicionamiento del microtráfico, lo que viene acompañado de denuncias de panfletos y amenazas a líderes del sector”, señaló.
Justamente, la presencia de menores de edad y jóvenes con la mayoría de edad recién cumplida, que han empezado a consumir estupefacientes, fue lo que advirtió la organización Acción Técnica Social, pues aseguraron que “después del confinamiento salió a la fiesta una generación de chicas y chicos que cumplieron los 18 años encerrados, entonces hay un volumen más grande de personas que están entrando a la vida nocturna, que no tuvo la transición adecuada a la fiesta”.
Según cifras de la Secretaría Distrital de Salud, en mayo de este año, en Bogotá, había más de 537 mil jóvenes, entre los 14 y 19 años, personas que serían el objetivo de los traficantes en esta nueva normalidad, que está empezando a vivirse. Desde la ATS los trabajos de identificación de nuevas sustancias no se han detenido, así como los reportes a las entidades gubernamentales, con el fin de que existan políticas que permitan darle un mejor manejo a esta situación, que ve como principal enemigo el desconocimiento.
“Lamentablemente los funcionarios públicos, los ministerios de Salud y Justicia, entre otros, en este momento han olvidado el tema de sustancias psicoactivas. Tienen una posición de hace 10 o 15 años. Estamos muy desconcertados de que el Gobierno no esté reaccionando a lo que el mundo está diciendo, por ejemplo, Bogotá no hace una encuesta de consumo desde 2016, la información no es comparable. En eso hay que hacer un llamado a la Secretaría de Salud”, concluyeron.