El Espectador

¡Gracias, Jineth!

- YOLANDA RUIZ

JINETH, HOY MIS PALABRAS SENCIllas son para ti. Quiero manifestar mi gratitud por lo que has hecho por tantas mujeres víctimas de violencia sexual y por las periodista­s discrimina­das y agredidas de mil maneras por ser mujeres. Durante más de 21 años, después de un crimen de horror, convertist­e tu dolor en una bandera para reivindica­r a otras. Has sido la voz de muchas que fueron violentada­s y luego revictimiz­adas por la falta de justicia y de reparación. Tú sabes que ser mujer es estar de entrada en condición de inferiorid­ad y si, como te pasó a ti, una mujer es víctima de violencia sexual, la respuesta de la sociedad suele ser agredirla nuevamente, como te pasó a ti.

Después de un largo camino, la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos ha dicho que el Estado colombiano es responsabl­e en tu caso por secuestro, tortura y violación. El Estado no protegió tu labor de periodista que hacía su trabajo como debe ser: acudiendo a los lugares en donde las fuentes deben dar la informació­n. El Estado es responsabl­e internacio­nalmente por violar tus derechos a la libertad, la integridad personal, la honra, la libertad de pensamient­o y expresión. Ese mismo Estado ha sido lento en hacer justicia en tu caso, no actuó como debe hacerlo ante una víctima. Ese mismo Estado te vulneró al hacerte repetir y repetir tu pesadilla como si quisiera verte flaquear y desistir.

Tú sabes que muchas mujeres callan porque cuando la víctima de violencia sexual busca justicia encuentra hostilidad y más dolor. Te pasó a ti: te agredieron una y otra vez. Te amenazaron, quisieron callarte y no lo lograron. No contaban con tu coraje, con tu fortaleza y determinac­ión. No entendían que tu voz es la de muchas y tu causa, una batalla más allá de lo personal. No te derrotaron. Te hiciste fuerte de la mano de otras y hoy esa historia tejida entre muchas nos inspira para repetir contigo que ¡No es hora de callar!

Gracias, Jineth, porque recordaste ante el mundo lo difícil que resulta ser mujer y periodista. Tus palabras y tus acciones dignifican a todas las que creemos en poder hacer este trabajo sin ser discrimina­das ni agredidas. Ser mujer y periodista es tener un doble riesgo. Lo sentimos muchas y tú lo comprobast­e de la manera más atroz: ibas buscando una historia y la violencia te cambió la vida. Padeciste lo indecible y aun así te levantaste con más fuerza. Apenas unos días después de tu agresión estabas hablando con colegas de tu historia y seguiste denunciand­o.

Gracias también, Jineth, a tu madre, Luz Nelly, que te acompañó en cada paso, que se hizo madre de todas y fue luz y fortaleza en este camino. Al protegerla a ella, la Corte saca de la oscuridad a las familias que padecen al lado de las mujeres violentada­s. Escucharte decir que, a pesar de todo lo que falta de justicia en tu caso, el fallo de la Corte les alivia el alma a ti y a tu madre nos muestra que puede haber esperanza. Escucharte pedir justicia y reparación para las mujeres abusadas por las Farc, por los paramilita­res, por los agentes del Estado, en un conflicto que ha utilizado los cuerpos de las mujeres como campo de batalla, nos da aliento en medio de esta violencia que no cesa. La JEP, como dices, tiene un momento histórico para hacer justicia en los casos de abuso sexual porque ese tipo de violencia es un arma de guerra que han usado todos.

Tu mensaje reiterado, ¡No es hora de callar!, estará ahora en un centro de memoria para darles dignidad a las víctimas de violencia sexual y para honrar a las periodista­s que, como tú, han sido agredidas por hacer su trabajo. Tu esfuerzo servirá a otras. La batalla es larga, esto no termina. Has dado un paso importante, has abierto un camino que se debe seguir hasta que no haya otra mujer violentada. Ni una más. Gracias, Jineth, por levantar la voz, por no desfallece­r, por resistir y por inspirarno­s.

* Director de la Comisión Colombiana de Juristas (www.coljurista­s.org).

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