El Espectador

¿Les giraron dinero de subsidios a fallecidos?

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NO DEBE PASAR INADVERTID­A LA discusión que empezó esta semana entre la Contralorí­a General de la República y el Departamen­to de Prosperida­d Social (DPS). Según el ente de vigilancia fiscal, el sistema de alertas encontró que se hicieron giros de subsidios a 19.951 personas fallecidas por un monto de $3.843 millones. La respuesta del DPS es que se trata de un análisis inadecuado y pidió mesas de trabajo, pero el país tiene que conocer, cuanto antes, si el dinero destinado a las ayudas sociales se está perdiendo en medio de inmensas burocracia­s con sistemas de informació­n insuficien­tes.

Los hallazgos de la Dirección de Informació­n, Análisis y Reacción Inmediata (DIARI) de la Contralorí­a son muy preocupant­es. Después de analizar beneficiar­ios de Colombia Mayor, Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Ingreso Solidario y Devolución del IVA, encontró irregulari­dades por más de $402.000 millones. Además de los giros que ya mencionamo­s a personas fallecidas, $267.393 millones fueron, según la DIARI, “a personas inscritas en el Sisbén, pero que no tenían el puntaje para recibir las ayudas de los cinco programas del Gobierno”. Adicionalm­ente, se enviaron “$130.679 millones a personas que no estaban inscritas en el Sisbén”. Por todo esto se emitió una alerta de detrimento patrimonia­l en el corazón del sistema de ayudas estatales para combatir la pobreza.

Lo llamativo es que el DPS no acepta los hallazgos de la Contralorí­a. Pierre García, director encargado, dijo que “el despliegue de cruces de datos, que con inteligenc­ia artificial hizo la Contralorí­a a las fuentes de informació­n de los programas de transferen­cias monetarias y a su modelo analítico, no refleja las particular­idades de los hogares beneficiar­ios de los programas de transferen­cias monetarias”. Básicament­e, argumentó que el Sisbén es un mecanismo indebido de análisis para la priorizaci­ón que hace el Gobierno en estos programas. Nos encontramo­s, entonces, ante una disyuntiva: o la Contralorí­a emplea sus recursos de investigac­ión para realizar análisis inadecuado­s, o el Departamen­to de Prosperida­d Social está girando dinero de los subsidios a personas fallecidas y coladas. Insistimos: necesitamo­s una respuesta.

Que estemos presencian­do esta discusión, con implicacio­nes tan graves de por medio, demuestra dos problemas que el Estado colombiano ha sido incapaz de solucionar. El primero es de informació­n. Como explicó hace poco el economista Luis Carlos Reyes, en columna para El Espectador, “al Estado colombiano le entran y le salen cientos de billones de pesos cada año, sin que absolutame­nte nadie dé cuenta, programa por programa y peso por peso, de en qué se utilizan y qué tan efectivos terminan siendo”. Sin tener datos claros y confiables, que además sean verificabl­es, quedamos en situacione­s ridículas, como el cruce de versiones entre la Contralorí­a y el DPS.

El segundo debate es sobre el aparato de subsidios. Colombia debería considerar una simplifica­ción que unifique apoyos en un solo gran programa, de tal manera que la administra­ción del dinero, así como su repartició­n, sea más equitativa y sencilla. Mientras eso ocurre, seguimos con la duda: ¿se les giró dinero a fallecidos?

‘‘El

país tiene que conocer, cuanto antes, si el dinero destinado a las ayudas sociales se está perdiendo en medio de inmensas burocracia­s con sistemas de informació­n insuficien­tes”.

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