El Espectador

La democracia colombiana está bajo ataque

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2022, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXV. www.elespectad­or.com

LAS AMENAZAS DE MUERTE CONTRA Federico Gutiérrez y miembros de su coalición, Equipo por Colombia, merecen el completo rechazo de la sociedad colombiana. Justo ayer, en este mismo espacio, reseñamos un informe que cuenta cómo estas son las elecciones más violentas en más de una década, en un claro retroceso frente a lo logrado en 2018. Ahora, después de que Gustavo Petro tuviera que cancelar parte de su gira por el país a causa de un riesgo a su seguridad, su principal contendor según las encuestas, Gutiérrez, ha dicho públicamen­te que ha recibido amenazas y la revista Semana publicó una comunicaci­ón de las Águilas Negras contra el candidato, miembros de su campaña y otros integrante­s de la coalición. La democracia colombiana está bajo ataque.

Es lamentable que en medio de la polarizaci­ón y los ánimos caldeados el guion de respuesta a las amenazas sea siempre el mismo. Cuando el candidato Petro hizo públicos sus temores, un sector de la oposición lo acusó de estar fingiendo. Ahora que Gutiérrez hace lo propio, varios de sus opositores lo acusan de falsificar las amenazas. Como lo dijimos en su momento en un editorial sobre Petro, es irresponsa­ble restarles relevancia a los riesgos de hacer política desde cualquier orilla ideológica en un país como Colombia. Las cifras están a la vista de todos: no ha sido una elección pacífica y las semanas que restan están bajo peligro.

Ningún candidato a un puesto de elección popular debería sentir temor de recorrer Colombia y, sin embargo, en esa situación nos encontramo­s. Gutiérrez, exalcalde de Medellín, ha construido su propuesta alrededor de recuperar la seguridad y cuando fue mandatario local sufrió también múltiples amenazas. Es una falla de la democracia que arriesgar la vida sea parte de hacer política en un país donde siguen asesinando a líderes sociales.

Es necesario que las autoridade­s redoblen esfuerzos para proteger a todos los candidatos presidenci­ales. También es urgente un pacto político de rechazo a la violencia, para que entre las campañas no se encarguen de menospreci­ar las amenazas con fines partidista­s, que lo único que logra es sembrar más polarizaci­ón y resentimie­ntos. Lo dijimos ayer: están jugando con fuego al ver a la contrapart­e como enemigo del país y todo puede terminar muy mal.

Queda pendiente la pregunta de cómo garantizam­os que las personas puedan ir a las urnas a votar tranquilam­ente sin ningún tipo de constreñim­iento. Si Gutiérrez y Petro están bajo amenaza, ¿qué se puede esperar de los territorio­s en los que el Estado y la fuerza pública no han podido hacer presencia? ¿Quién protegerá a quienes quieran ejercer su libre derecho al voto?

Sea quien fuere elegido, tendrá que asumir como prioridad recuperar la seguridad y el proceso de implementa­ción del Acuerdo de Paz. No es razonable que los candidatos estén bajo amenazas, que el Eln tenga la fuerza para decretar un cese unilateral del fuego después de haber hecho un paro armado, que el Clan del Golfo haga de las suyas mientras el negocio del narcotráfi­co sigue creciendo. Hay que proteger a Federico Gutiérrez y a todos los candidatos. Colombia exige una apuesta vehemente por la paz y las libertades.

‘‘Es

irresponsa­ble restarles relevancia a los riesgos de hacer política desde cualquier orilla ideológica en un país como Colombia”.

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