Algunas portadas de luchas diarias
Estas son varias portadas de las 40.000 ediciones impresas del diario que le han mostrado al país los hechos y la transformación de la realidad.
FIDEL CANO GUTIÉRREZ
Fundó El Espectador el 22 de marzo de 1887. En 1872, comenzó su carrera periodística en el diario “La Palestra”. Desempeñó varios cargos públicos, militó en el Partido Liberal e integró la Unión Republicana, una coalición de conservadores y liberales moderados. Fue rector de la Universidad de Antioquia. Regresó a la educación cuando se retiró de la política y decidió dedicarse a la docencia universitaria.
CARLOS ARTURO RUEDA
Fue la mano derecha de Mike Forero Nogués en el “Dominical Deportivo” que se hizo en este diario. Sus letras hicieron presencia en el escenario del fútbol y el ciclismo, que en aquella época (los años 50) despertaba el fervor del país. Rueda, nacido en Costa Rica, pero radicado en Colombia, ya era reconocido por su trabajo en radio, y fue con esa experticia que hizo a El Espectador un medio aliado del deporte.
MIKE FORERO NOGUÉS
El maestro en Educación Física y Bacteriología fue pionero del periodismo deportivo en Colombia. Estuvo a cargo las páginas deportivas por varios años. Escribía especialmente sobre fútbol, ciclismo y béisbol, pero sabía sobre todas las disciplinas; no solo en la teoría, sino también en la práctica. Obtuvo un segundo lugar en salto triple en los Juegos Panamericanos, fue ciclista y basquetbolista, además de director técnico.
FERNANDO ARAÚJO VÉLEZ
Fue en 2004 cuando Fernando Araújo llegó a la redacción de El Espectador. Dos años después se convirtió en el editor del “Magazín Cultural”, sección que tuvo a cargo hasta enero de 2024. Siempre se le escuchó decir que aprendió a observar y comprender lo que significaban las letras para una sociedad y que, gracias a eso, inventó formas para difundir las ideas y el pensamiento.
JOSÉ SALGAR ESCOBAR
En 1933, cuando tenía 13 años, trabajó en los talleres del impreso de este periódico: fundió barras de plomo para poner a funcionar los linotipos. Luego, se convirtió en ayudante de redacción y reportero. En los años 60 creó la columna de opinión El hombre de la calle, para exaltar valores y situaciones bogotanas. Ofició como codirector del diario desde 1986 y en 1998 lo hizo como director encargado.
DARÍO BAUTISTA
El huilense llegó a El Espectador en 1933. Desde entonces, sus trazos sirvieron para escribir un importante capítulo en la historia de este medio, al que no solo le sirvió como reportero y jefe de información, sino que también tuvo mucho que ver con la formación profesional de Guillermo Cano. Bautista hizo de los complejos datos numéricos y las estadísticas letras dirigibles para toda una audiencia.
MARISOL CANO BUSQUETS
Desde 1984 hasta 1997, dirigió el “Magazín Dominical” de El Espectador. Lideró la creación de la Unidad de Medios de Comunicación de la Universidad Nacional de Colombia. Ha sido galardonada en tres oportunidades con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Se desempeñó como decana de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Universidad Javeriana de Bogotá.
GUILLERMO CANO ISAZA
Tenía 27 años cuando asumió la dirección de El Espectador. Durante años lideró este diario y desde muy temprano tuvo claro que el “cimiento más firme de un periódico respetable es su credibilidad”. Durante la década de los 80 denunció los delitos financieros del Grupo Grancolombiano. En 1983 reveló el pasado judicial del recién investido congresista Pablo Escobar y, desde entonces, denunció al cartel de Medellín en sus columnas.
LUIS GABRIEL CANO
El hijo primogénito de Gabriel Cano Villegas y Luz Isaza Restrepo fue quien hizo de El Espectador un medio que comenzó a mezclar la tecnología y el periodismo. Fue gerente general y luego presidente del negocio familiar, por el cual luchó para que nunca fuera silenciado. Según contó, aprendió de su padre que la lucha contra la censura era incesante, pero necesaria.
INÉS GUTIÉRREZ DE MONTAÑA
Tras llegar de Estados Unidos con su esposo, el también periodista Gabriel Montaña, Inés Gutiérrez de Montaña ingresó a la redacción de El Espectador, en donde tuvo la responsabilidad de hablar sobre las mujeres. Fue la encargada de la sección “I. M. Contesta”, un espacio para el periodismo social donde se reconocían y exaltaban ciertas labores ciudadanas.