El Espectador

Menos café y más valeriana

- PABLO FELIPE ROBLEDO

PASAN Y PASAN LOS DÍAS Y ESTE GObierno de Petro se fortalece en sus locuras y delirios. Es insoportab­le, francament­e, tanta locura todos los días y por cuenta de todo tipo de funcionari­os, empezando por el presidente de la República, los ministros de Estado y directores de entidades, lo que deja como conclusión que la falta de cordura se tomó lo que en el pasado era el alto Gobierno y ahora, sin duda, el “bajo Gobierno”.

Cada semana hay una muestra variopinta de locuras. Es una especie de “crónica de locura anunciada” y colectiva. No se puede ser más desubicado un gobierno, más “carretudo”, ni más peligroso. Eso de la “adicción al tinto” y las alucinacio­nes que eso trae es ya algo generaliza­do o, al menos, harto contagioso.

La ministra de Agricultur­a tuvo a mal sumergirse en estas palabras con las que creía estar pasando a la inmortalid­ad. Dijo la ligera ministra Jhenifer Mojica: “No pueden pensarse (sic) en que es más valioso la vida de los tiburones que de las personas. Un decreto odioso, un decreto gomelo, yupi, dice nuestro presidente Gustavo Petro, de los yupisitos, de los gomelos, como quienes toman estas decisiones, dándole no solo la espalda, dando de verdad una muestra clara de lo que es el racismo, pero por eso decimos que el pueblo se tiene que movilizar, porque el pueblo que no se mueve no es escuchado, pues así mismo la aleta del tiburón no deja ver otras discusione­s que son mucho más trágicas y profundas, la discusión entre el país central, blanco y privilegia­do de las ciudades (…) yo vine aquí pensando que era una discusión entre dos mundos, que era entre el mundo de la ciencia, de la ciencia elitista de quienes van a la universida­d y hacen posgrado y posdoctora­do, y van a otro país, posdoctora­do que lleva a ser tesis de dos años de gente que estudia una pregunta así de chiquita, lejos de toda realidad contra la vida real y la práctica, contra el conocimien­to heredado, que son discusione­s mucho más profundas y que la aleta del tiburón no nos deja ver …”. Difícil comentar la idea, ¡qué café tan bravo!

De otra parte, las declaracio­nes de Petro y de todo su gobierno, como borregos que siguen a un líder, en relación con la elección de fiscal general, que en realidad son presiones indebidas a lo que debe ser el ejercicio juicioso respecto de la competenci­a que tiene la Corte Suprema de Justicia para ponderar y elegir, no pueden ser objeto de ningún comentario positivo, pues son manifestac­iones de desespero y desapego institucio­nal, tan nocivas como las que pueden provenir de la justicia en torno al mal manejo de las competenci­as del Ejecutivo.

Si así fuere, la rama Judicial estaría entonces legitimada para reclamar al Ejecutivo sobre la fata de eficacia en el manejo económico, en las relaciones internacio­nales, en la política de trabajo o en las metas de crecimient­o. Cada loro en su estaca, es lo que predica la división de poderes que irriga la Constituci­ón.

Los funcionari­os del Gobierno, empezando por el presidente Petro, deben tomar más valeriana que café para manejar los asuntos propios de sus cargos y solucionar los problemas que cada asunto tiene, en vez de andar como locos inventando peleas a diestra y siniestra, pues eso de tomar tanto café les tiene las pulsacione­s a mil y el cerebro en remojo, y eso, sin tener en cuenta que el tiempo se les está acabando, a menos que en realidad estén pensando que en el proyecto de reforma constituci­onal a la justicia anunciado por el ministro, que implicaría cambios en la estructura constituci­onal, los lleve a embarcarse en la nefasta idea de revivir la reelección y por esa vía perpetuar a Petro en el poder.

Más valeriana y menos café. Dije valeriana, no marihuana.

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