Pongámonos la 10 con nuestro planeta
¿Te imaginas dentro de unos años cómo sería el futuro? Pues quizá la revolución tecnológica sea lo primero que te venga a la mente, pero hay otra realidad sobre la que debemos reflexionar. Estudios recientes afirman que ya estamos experimentando las consecuencias del cambio climático: altas temperaturas en diversas partes del mundo, incendios forestales que arrasan miles de hectáreas de vegetación y destruyen especies endémicas, así como sequías extremas que amenazan los cultivos agrícolas, la vida silvestre y la humana.
¿Y por qué sucede esto? Pues, aunque me gustaría decirte lo contrario, la verdad es que las emisiones de CO2 no están disminuyendo, sino que cada año aumentan de manera exponencial; sí, tal como lo lees, de forma acelerada. El uso de combustibles fósiles es una de las principales causas, pero a pesar de que algunas empresas están cambiando algunas prácticas, el consumismo impulsivo del capitalismo ya se ha convertido en un estilo de vida. Si reflexionas sobre ello, te darás cuenta de que muchas veces compras cosas que no necesitas y que apenas utilizas, para luego desecharlas, lo cual no es sostenible para los recursos limitados del planeta. Quizás el tema del consumo responsable, el reciclaje y la economía circular, entre otros conceptos, te parezca repetitivo, pero es importante ponerlo en práctica. No te estoy juzgando; de hecho, reconozco que también tengo mis culpas en esto, por eso he empezado a revisar mis hábitos.
Además, las empresas deben seguir innovando en aspectos productivos, sociales y ambientales para garantizar el bienestar de la comunidad y del entorno. Aunque existen muchas iniciativas de proyectos sostenibles que están generando cambios, es necesario apoyarlas. Así que antes de comprar un producto hagamos una reflexión: ¿realmente lo necesito y cómo puedo hacer compras más responsables con el medio ambiente? Algunos pueden argumentar que esto es cuestión de oferta y demanda, pero mañana podría ser demasiado tarde; nos quedaríamos sin recursos, pero con el triple de necesidades que ayer. Debemos apoyar las iniciativas ambientales y los emprendimientos sostenibles, además de revisar nuestros hábitos y generar cambios. Podemos llevar una bolsa de tela, desconectar el cargador cuando no se esté utilizando, cerrar la llave mientras nos cepillamos los dientes, utilizar agua de lluvia para regar el jardín, optar por la bicicleta (una forma excelente de hacer ejercicio mientras cuidamos el planeta), comprar productos de segunda mano, recargar las botellas de plástico, depositar las pilas en los contenedores adecuados, racionalizar el consumo de agua y, sobre todo, reciclar. Está en nuestras manos frenar esto, porque, aunque suene radical, estamos jugando un juego de vida o muerte: la lucha contra el cambio climático.
Alejandra Herrera Ortiz