El Espectador

La inmadurez del ELN es una muestra de debilidad

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LA GUERRILLA DEL ELN HA QUEDAdo en evidencia durante estas negociacio­nes con el Gobierno de Gustavo Petro. A pesar de tener una oportunida­d histórica con una Casa de Nariño apostándol­e de lleno a la paz, hemos presenciad­o tropiezo tras tropiezo fomentados desde el bando de los alzados en armas. El capricho más reciente, una amenaza de congelamie­nto de los diálogos, muestra a una comandanci­a que ha perdido control de sus bases, a una guerrilla fragmentad­a, a una delegación en los diálogos sin suficiente representa­tividad y deja en entredicho la posibilida­d de llegar a un acuerdo final que se cumpla. Si la guerrilla no espabila y actúa con madurez, la única solución será que sigan siendo perseguido­s por el Estado colombiano.

Hace apenas dos semanas las noticias desde la mesa con el ELN eran positivas. Se cerró un nuevo ciclo de negociacio­nes con la necesaria extensión del cese al fuego, con el pacto de un fondo multidonan­te y con la sensación de que la apuesta de paz total del Gobierno Nacional iba por buen camino. Sin embargo, esta semana la delegación de la guerrilla alzó los brazos para armar un escándalo. En un comunicado escribiero­n:

“Sin ser de nuestra responsabi­lidad lo acontecido, los diálogos entre el ELN y el Gobierno Nacional entrarían en una fase de congelamie­nto mientras el Gobierno se disponga a cumplir lo acordado”. Aunque no dan muchos detalles, expresan inconformi­dad con unos diálogos regionales anunciados en Nariño entre la Gobernació­n de ese departamen­to y la estructura llamada Comuneros del Sur. Palabras más, palabras menos, los comandante­s del ELN se sienten desautoriz­ados porque una entidad territoria­l hable con un fragmento de esa guerrilla.

El Gobierno del presidente Gustavo Petro respondió de la única manera que podía. En un comunicado, la Casa de Nariño dijo: “Las decisiones que unilateral­mente tome el ELN son su entera responsabi­lidad y conducen a generar una crisis innecesari­a que prolonga

‘‘Que

el ELN ahora patee la mesa de negociació­n se debe a un ego herido. Por eso mismo, la delegación debería volver a sentarse y reconocer que la oportunida­d histórica es ahora”.

la confrontac­ión armada y la violencia que sufren las comunidade­s, así como a debilitar la confianza de la sociedad colombiana en su voluntad de paz”. Estamos de acuerdo y queremos hacer énfasis en dos palabras utilizadas: crisis innecesari­a. Eso es lo que está haciendo la comandanci­a del ELN porque, al parecer, les molesta que quede en evidencia su debilidad.

Que una estructura de la guerrilla pida pista en la paz total por su cuenta y se acerque a la Gobernació­n de Nariño confirma lo que han dicho expertos en seguridad: el ELN no tiene control de mando en todo el país. Por su naturaleza y por la manera en que se ha desarrolla­do el conflicto, la comandanci­a no tiene tanto poder como dice tener. El contraste de una delegación compuesta por guerriller­os envejecido­s con unas estructura­s diseminada­s por el país y dejadas a su propia suerte es notable. No hay lugar a equívocos: que el ELN ahora patee la mesa de negociació­n se debe a un ego herido.

Por eso mismo, la delegación debería volver a sentarse y reconocer que la oportunida­d histórica es ahora. El proceso está avanzado y el Gobierno Nacional ha cumplido. Insistimos: la paciencia de los colombiano­s no es eterna.

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