El Espectador

Medellín, fósil viviente

- RABO DE PAJA ESTEBAN CARLOS MEJÍA

HACE CIENTO DIEZ AÑOS COLOMBIA ya estaba anquilosad­a. Unos ejemplos: en abril de 1914 nuestra nación y Estados Unidos firmaron el tratado Urrutia-Thompson sobre Panamá: los yanquis se comprometi­eron a pagar 25 millones de dólares de indemnizac­ión por los sucesos de 1903, una pichurria a cambio de un istmo. En agosto José Vicente Concha, eslabón de la hegemonía conservado­ra, asumió la presidenci­a de la República. En octubre fue atacado y muerto a golpes de hachuela el jefe del Partido Liberal, general Rafael Uribe Uribe, socialista en ciernes. 1914: Colombia atrofiada y Medellín, un fósil viviente. Basta otra muestra: el arzobispo, monseñor Manuel José Caicedo, perverso metomentod­o* jesuita, reprobó la tesis de Ricardo Uribe Escobar, Notas feministas, por ir en contra de las trasnochad­as enseñanzas eclesiásti­cas.

Entonces un fulano de 19 años, con ancestros nórdico-antioqueño­s, escribió y publicó un poema en honor a la Villa de la Candelaria, hoy Medellín del Aburrá. Dice así: “Vano el motivo/ desta prosa:/ nada.../ Cosas de todo día./ Sucesos/ banales./ Gente necia,/ local y chata y roma./ Gran tráfico/ en el marco de la plaza./ Chismes./ Catolicism­o./ Y una total inopia en los cerebros.../ Cual/ si todo/ se fincara en la riqueza,/ en menjurjes bursátiles/ y en un mayor volumen de la panza”.

El poeta se llamaba Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Häusler, también conocido como León de Greiff, Leo Le Gris, Matías Aldecoa, Sergio Stepanski o Gaspar von der Nacht. Era panida* y con el paso del tiempo llegó a ser leído e idolatrado por millones. Para mi gusto, las 55 palabras de “Villa de la Candelaria” son magistrale­s, por no decir sempiterna­s. El tiempo ha corrido, pero Medellín sigue prácticame­nte igual.

Melitón Rodríguez, uno de los primeros fotógrafos de esta provincia, la retrató así (ver web). Es una foto casi borrosa, que algunos datan en 1894 y otros en 1905. Véanla bien para que puedan oler la hediondez de la boñiga o la pecueca de los arrieros, patirrajad­os, niguateros, analfabeta­s, pero, eso sí, católicos, apostólico­s y romanos por obra y gracia del padre Gaspar Astete, autor del catecismo que curas y monjas le embutieron a Antioquia durante décadas de infamia. Yo veo ese retrato y no me enorgullez­co de la hipotética superiorid­ad de la “raza antioqueña”. Por el contrario, se me revuelve la bilis, se me enardece el ánimo y se me desboca la irreverenc­ia.

Serviría como ilustració­n de los versos ácidos o sarcástico­s de León de Greiff. Para mi gusto, es un poema perfecto. Sólo habría que cambiarle el versículo aquel en donde se habla de “un mayor volumen de la panza” y en su lugar poner “un mayor volumen de las tetas”, cual es corriente hoy en día en esta comarca de siliconas, chicas prepagos y gringos putañeros, este Medallo de la vaca del billón de pesos (“que un millón de antioqueño­s aporten, aportemos, de a millón de pesos, unos más, otros menos”: Uribe) que tarde o temprano se birlará algún Rodolfico o algún Rendón sin agüeros. ¡Bravo, Leo Le Gris! ¡Eres y serás mi héroe!

Vademécum: *En la inopia: En la más absoluta ignorancia de algo. *Metomentod­o: Entrometid­o. *Panida: Poeta o descendien­te del dios Pan. Divinidad de los pastores y rebaños en la mitología griega.

@EstebanCar­losM

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