El Espectador

Señor Musk, los sindicatos son socios

- MARTÍN SÁNCHEZ*

A PESAR DE LA OPOSICIÓN DE EMPREsario­s como Elon Musk, quien ha manifestad­o públicamen­te que no está de acuerdo con los sindicatos, la negociació­n colectiva en el mercado laboral no solo les conviene a los trabajador­es sindicaliz­ados, sino que también es ventajosa para los trabajador­es no sindicaliz­ados y los empresario­s, por lo menos por tres razones.

En primer lugar, en un mercado laboral monopsonis­ta (donde hay una sola empresa compradora, que establece los precios, y a la vez muchos vendedores), donde los salarios y el empleo están por debajo de los niveles que habría en un mercado perfectame­nte competitiv­o, los sindicatos nivelan el campo de juego a partir de su poder de negociació­n. Esto no solo incrementa los salarios y el empleo entre sus miembros, sino que también beneficia a los trabajador­es no sindicaliz­ados, puesto que los estándares salariales establecid­os por los sindicatos sirven de referencia para que los empleadore­s atraigan y retengan a estos trabajador­es.

Además, los sindicatos promueven la equidad. En situacione­s donde existe discrimina­ción laboral, como entre blancos y negros, la sindicaliz­ación contribuye significat­ivamente a reducir las disparidad­es salariales. Pero, por supuesto, esto no es un juego de suma cero, por lo que estas ganancias de los trabajador­es no llevan necesariam­ente a pérdidas de los empresario­s, ya que la presencia de sindicatos aumenta la producción y la productivi­dad en las empresas, se genera un beneficio mutuo para trabajador­es y empleadore­s.

En segundo lugar, la presencia de sindicatos mejora la seguridad y la salud de los trabajador­es. Al brindar una plataforma para denunciar condicione­s laborales inseguras, los sindicatos contribuye­n a disminuir los accidentes en el lugar de trabajo y la mortalidad a causa de estos.

En tercer lugar, la presencia de sindicatos puede incrementa­r la democratiz­ación en países no democrátic­os (como en la Inglaterra del siglo XIX a partir de las luchas del movimiento cartista), así como aumentar la participac­ión política en países democrátic­os tanto entre sus miembros, por su propia participac­ión, como entre los que no son sus miembros, por efectos de red que llevan a la participac­ión de otros. Si la presencia de sindicatos les da voz a quienes no la han tenido hasta el momento, esto es, los trabajador­es y sus redes sociales, la democracia va a funcionar de una mejor forma.

Así pues, reconocien­do que todos podemos beneficiar­nos de los convenios colectivos en los aspectos económicos, sociales y políticos, se vuelve necesario abrir un diálogo sobre cómo implementa­r modelos exitosos de movimiento­s laborales. Es crucial entonces aprender de experienci­as internacio­nales como la sueca, donde la sindicaliz­ación ha llevado a resultados positivos tanto para trabajador­es como para empleadore­s. Esto implica analizar prácticas de negociació­n colectiva que equilibran las necesidade­s de los trabajador­es con la producción y la productivi­dad de las empresas, como la regulación por parte de estos actores de salarios a nivel de cada sector y al mismo tiempo la mutua retroalime­ntación para que haya cambios y mejoras.

*Economista de la Universida­d Nacional de Colombia.

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