Recuerdos de Rodrigo a Lara
RODRIGO LARA BONILLA FUE UN PERsonaje sui géneris. Nacido en provincia, muy joven cruzó el charco y se especializó en París luego de concluir sus estudios en el Externado. Volvió al país y se dedicó a hacer política con el MRL, al lado de López Michelsen.
-“¿Por qué te separaste del jefe?”, le pregunté en una ocasión.
-“Es que me miraba como a un perrito”, me respondió, con ese fino humor que lo caracterizaba.
Desde entonces lo bautizó “Satanás”. Lara se llamaba la perrita que tenía López y que el maestro Osuna la inmortalizó en su cuatrienio con caricaturas. Con Luis Carlos Galán fundó el Nuevo Liberalismo y, como recordaba Ramiro Bejarano, y su viuda Nancy, lo dejaron solo. Llegó a ser ministro de Justicia y le inventaron un proceso, juzgándolo un juez común cuando en ese momento tenía fuero. Precisamente cuando comenté ese desatino en El Espectador, me llamó a agradecerme la nota y horas después fue asesinado por el narcotráfico.
Semanas antes, cuando se celebraban las elecciones para concejos y asambleas, me lo encontré en la plaza de Bolívar con su esquema de seguridad y le pregunté si iba a votar por el Nuevo Liberalismo.
“No, por el ‘Bojote’”, me respondió, mostrándome la papeleta, refiriéndose a como entonces le decían a Ernesto Samper, quien aspiraba al Concejo de Bogotá. Era esa su respuesta a las directivas de su partido que lo dejaron solo en su lucha contra el narcotráfico.
Han pasado 42 y todavía la recordamos con su sapiencia, el buen humor y sus carcajadas. Un hombre quien pagó con su vida la defensa de nuestras instituciones y el inicio de las batallas que seguimos perdiendo: el narcotráfico.
El país no alcanzó a conocerlo.