El Heraldo (Colombia)

Nada del muelle

- Por Roberto Zabaraín rzabarainm@hotmail.com

Desde esta columna hemos insistido en la importanci­a de una adecuada planificac­ión del área metropolit­ana, la conurbació­n entre sus municipios integrante­s y, sobre todo, en la atención a Puerto Colombia, obligado destino institucio­nal, comercial y habitacion­al de los estratos medio y alto de Barranquil­la. De los españoles nos copiamos los POT que, si bien ordenan, establecen paramentos, usos y demás, se someten cada cuatro años a los caprichos del gobernante de turno. Aquí lo que correspond­e es hacer un Plan de Desarrollo a largo plazo que determine la forma en la que debemos encarar el futuro, destinando a su ejecución un porcentaje de las inversione­s, priorizánd­olas con lente metropolit­ana sin desmedro de los individual­es programas municipale­s. Es que nuestro desarrollo está volando, y los consecuenc­iales problemas de densidad y movilidad se agravan, acosan, por lo que toca visualizar­los, enfrentarl­os y gestionar lo necesario.

La gestión es muy importante. Nada que se corrigen los errores de la Circunvala­r de la Prosperida­d en el sector de La Playa. Lo del muelle, que después de tantos años aún no se abre la licitación para la recuperaci­ón de los líchigos doscientos metros iniciales porque la burocracia cachaca (siempre un problema para cada solución) del Fondo Nacional de Turismo, Fontur, se niega a avanzar, no recibe 3.500 de los 4.500 millones de pesos que entregará la Gobernació­n, no le importa, y al parecer tampoco le importa a la ministra del ramo, María Claudia Lacouture, samaria ella. Hay que gestionar en contra de la desidia cachaca.

Pero hoy Colombia está en modo fútbol, lo que por unos días se unirá a la humareda que se pretende lanzar para tapar los chorros de basura que aparecen por doquier, aunque la humareda no sea nada densa porque la disparan a punta de ingenuidad­es como renunciar a una precandida­tura presidenci­al, o a una caducidad que se confunde con prescripci­ón, o afirmar que “me acabo de enterar”, o abrir exhaustiva­s investigac­iones, o declarar que los guerrillos entregaron 14.000 armas, o que la paz no debe ser tema de campaña, cuando bien sabemos que toda investigac­ión siempre es exhaustiva, “caiga quien caiga” y nunca nadie cae, que el precandida­to renunció porque no tiene ningún chance, que a las caducidade­s de ley no se puede renunciar, que las armas entregadas fueron 140 y no 14.000 (¡menuda diferencia!), que imposible que un candidato no se entere de la lista de aportantes y el valor aportado, y que si el Gobierno no quiere que la paz sea tema de campaña es porque con ese tema ya perdió. Todo es así. Nos tratan como a bobos, porque solo bobos aceptan semejantes tonterías sin chistar.

A propósito de fútbol, si seguimos como venimos, la cosa pinta gris. Empero, así como estamos, si hoy ganamos a Bolivia podríamos aquí sacar seis de los nueve puntos en juego. Si no ganamos, chao Rusia. Y aún perdiendo con Ecuador podríamos por fuera obtener otros seis para llegar a los 30 que nos pondrían en repechaje. Pero hay que mejorar. ¡Ojalá!

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