¡La ignorancia es atrevida!
El Asilo San Antonio, aún con el regocijo y la tranquilidad por el deber cumplido luego de festejar 105 años al servicio del adulto mayor el sábado 11 de febrero, despierta dos días después con una noticia emitida por diferentes medios de comunicación dejando atónitos a todos. Titulares de prensa hablada y escrita divulgaban sin miramientos ni consideración al buen nombre y entrega al servicio de toda la institución, lo que a cualquier lector o radioescucha pareciera dantesco. “Anciana fallece empalada…” ¿Quién no se perturbaría con semejante afirmación? ¡¡¡Qué tristeza que el ser humano sea proclive al amarillismo y haya dudado tan siquiera un ápice de la honorabilidad y don de gentes del equipo al servicio del Asilo San Antonio!!!
Como benefactora desde 1991, visitante semanal del Pabellón Fátima y usuaria del servicio del Pabellón María Inmaculada desde el 2016 –puesto que dos familiares residen allí, justo al lado de la habitación que ocupaba Beatriz Palencia Caratt (Q.E.P.D)–, puedo dar fe del funcionamiento impecable, vocación de servicio tanto de las Hermanitas Pobres de San Pedro Claver como del equipo interdisciplinario de profesionales y demás funcionarios que día a día hacen gala de responsabilidad, compasión y generosidad. Me consta que a la vecina fallecida, a quien le han mancillado su dignidad y no han dejado descansar en paz, muy escasas veces la visitaban sus familiares o dotaban de lo mínimo para su cotidianidad; si no hubiera sido por la permanente asistencia y cuidados del asilo, las medicinas, pañales, alimento y curaciones habrían brillado por su ausencia. Aún peor, jamás vi a su sobrino visitarla, aquel a quien conocimos gracias al escándalo que irresponsablemente desató. Aún me pregunto… ¿cuál sería la pretensión subrepticia del denunciante?
Volviendo al rol de los medios de comunicación, visité por curiosidad al ‘doctor Google’: “escándalo en asilo San Antonio”, encontrando 10 artículos sensacionalistas del momento, cacareando sin piedad una supuesta barbarie, de autoría de Deivis López Ortega, publicado en junio 17 de 2016: “La antigüedad condena al Asilo San Antonio de Barranquilla…” ¿Dónde está la responsabilidad social en el ejercicio del periodismo?
El fin de semana pasado fallecieron dos abuelitas que residían en pabellones diferentes, de enfermedades penosas asistidas con cuidados paliativos prolongados. Fueron conducidas al cementerio Calancala en el anonimato, en silencio, sin familiares; con el solo acompañamiento de las religiosas de San Pedro Claver y unas cuantas residentes que viven con alegría el día a día, sin siquiera aguardar su vuelo al Cielo. Sofía Torres Algarín storresa7@gmail.com