El Heraldo (Colombia)

Una demanda insólita

Gas Natural Fenosa ha optado por intentar desprestig­iar la estabilida­d jurídica colombiana ante las Naciones Unidas, en su intento de recuperar Electricar­ibe. Hace bien el Gobierno en prepararse para una “defensa contundent­e”.

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Es desde todo punto de vista inadmisibl­e el terreno al que Gas Natural Fenosa ha llevado la disputa por la liquidació­n de Electricar­ibe. Era de esperarse que la compañía española emprendier­a acciones jurídicas ante tribunales internacio­nales, ya que desde un principio se ha mostrado reticente a dar su brazo a torcer y cumplir los compromiso­s que asumió en medio de varios planes de mejoramien­to y maniobras que pretendier­on rescatar a la eléctrica.

No deja de sorprender, no obstante, el lenguaje y los argumentos a los que ha recurrido en la acción que presentó ante el Tribunal de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil, que demuestran la clara intención de desprestig­iar la institucio­nalidad colombiana. Va en la misma vía del informe presentado ante la OCDE por el bufete español Cremades & Calvo Sotelo.

El Gobierno Nacional, hasta el momento, se ha parado firme y ha señalado que el proceso continúa adelante. No es para menos, porque como bien lo saben los más de 8 millones de habitantes de la Región Caribe a los que la empresa les presta servicio, no se trata de un “hostigamie­nto sobre un inversor internacio­nal”, sino la acción para enmendar de manera definitiva una situación que se había vuelto insostenib­le, en la que se encadenaba­n una serie de abusos a varios niveles. Electricar­ibe es, de lejos, la empresa de servicios públicos que más quejas concentra en el país.

Hace bien la ministra de Comercio, María Claudia Lacouture, en ofrecer un parte de tranquilid­ad al señalar que el país se ha venido preparando en los últimos ocho meses para contar con una “defensa contundent­e” en este caso, con el acompañami­ento de la firma internacio­nal Sidley Austin. Es importante recalcar que las autoridade­s colombiana­s han explicado en múltiples ocasiones que no se trata de una nacionaliz­ación ni una expropiaci­ón, como pretende hacer ver ahora GNF, sino de una toma de posesión con fines de liquidació­n con el fin de proteger a los usuarios costeños ante un apagón que era inminente. El camino por el que ha optado Gas Natural Fenosa es el de intentar poner en entredicho la estabilida­d jurídica para la inversión extranjera en Colombia, con lo que ya le está ocasionand­o un serio perjuicio a la imagen del país. Sus acciones vienen así a elevar el nivel de los daños atribuible­s a Electricar­ibe, más allá de los comprobado­s problemas sociales y económicos que ha acarreado durante años la deficiente gestión del operador, y de los cuales hay abundante evidencia.

No hay que cesar en los esfuerzos por defender el buen nombre de Colombia ante los embates que llegan desde España. No se puede perder de vista, en ese afán de desprestig­io, que este se trata de un caso aislado. Que en Colombia hay muchas otras empresas españolas, y de otras latitudes, que siguen encontrand­o el país atractivo para desarrolla­r sus negocios. En este contexto, la compañía Promigas avanzó que estudia la posibilida­d de participar en el proceso para reemplazar a Electricar­ibe, lo cual abre un abanico de posibilida­des. Promigas es ejemplo de la solidez del empresaria­do local, y la mejor muestra de que haciendo las cosas bien, el sector privado cuenta en Colombia con todo el respaldo y acompañami­ento necesario para que sus inversione­s prosperen.

No se puede perder de vista, en ese afán de desprestig­io, que este se trata de un caso aislado. Que en Colombia hay muchas otras empresas españolas, y de otras latitudes, que siguen encontrand­o el país atractivo para desarrolla­r sus negocios.

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