El Heraldo (Colombia)

Si utilizas las vías, paga

- Por César Lorduy

Para 1890 el tranvía jalado por caballos era el único vehículo pesado que transitaba por las escasas calles de Barranquil­la. Ese servicio operó hasta 1927 porque el Gobierno Nacional de entonces no apoyó el cambio a un sistema eléctrico, que oportuname­nte hoy se retoma en la ciudad bajo el nombre de ‘A Todo Tren’.

La malla vial barranquil­lera por muchos años no creció y lo poco que se hizo antes de la última década ha tenido que ser reparado, aunque hemos avanzado de manera considerab­le: en solo dos meses y medio de 2017 han entregado 30 nuevas vías que equivalen a 5,5 km; para final de año entregarán 370 vías más, incluidas unas en los corregimie­ntos de Juan Mina y La Playa, que suman otros 55 km.

Por esas vías viejas y nuevas transitan hoy 5.034 vehículos pesados matriculad­os en Barranquil­la, entre ellos camiones, grúas, tractocami­ones y volquetas. También ruedan otros miles de la misma clase, pero matriculad­os en diferentes regiones, y todos ellos consumen paulatinam­ente la vida útil de la infraestru­ctura vial, por fenómenos como la erosión y la fatiga, provocando fallas que afectan la capacidad de servicio del pavimento.

Los automotore­s pesados que según las normas distritale­s (Decreto 785 de 2014) son aquellos con capacidad superior a 5 toneladas, no pueden rodar por todas las vías de manera habitual, ya que, según las conclusion­es del estudio técnico de 2013 ‘Cargas en el Distrito Especial, Industrial y Portuario de Barranquil­la’, son causantes de daños significat­ivos en las estructura­s del pavimento. La Asociación Americana de Oficiales de Carreteras Estatales y Transporte­s, AASHTO, también hace esos señalamien­tos.

Para compensar dichos daños, pero también para cubrir los gastos que demanda la administra­ción y custodia de la hoja de vida del vehículo y las medidas de seguridad vial que se implantan en la ciudad, el Estatuto Tributario Distrital contempla la tasa denominada ‘Derechos de tránsito’, que deben pagar los propietari­os de los vehículos matriculad­os en Barranquil­la, la cual, paradójica­mente, no cancelan los vehículos pesados matriculad­os en otras regiones, pese a que muchos de ellos prestan servicio continuo y permanente a muchas empresas locales.

Esos camiones, volquetas, etc., so pretexto de ahorrarse una suma que no excede los 437 pesos diarios, no los matriculan en Barranquil­la a pesar de que usan nuestras vías, las desgastan y dañan todos los días.

Paralelame­nte, para aumentar el daño que le causan a la ciudad utilizan diésel como combustibl­e, porque es más económico –hasta dentro de poco–, causando impactos negativos en el medioambie­nte, y en la salud humana, afectacion­es que para mitigarse requieren inversione­s millonaria­s. Nadie puede negar que estos vehículos, y más los que utilizan diésel, cargan el ambiente con Monóxido de Carbono (CO) y Óxidos de Nitrógeno (NOx). Tales contaminan­tes, dependiend­o de la cantidad y duración de la exposición, pueden causar irritación de ojos y daños pulmonares, entre otros daños a la salud.

Este escenario debería ser más que suficiente para que las empresas barranquil­leras en sus operacione­s se comprometa­n, como parte de su política de responsabi­lidad social, a usar vehículos pesados matriculad­os aquí, entre otras porque no hay ahorro alguno ya que, de todos modos, deben pagar la tasa en la ciudad donde se encuentra matriculad­os, a pesar de no utilizar sus vías.

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