El Heraldo (Colombia)

A propósito de Venezuela, Colombia…

- Por Jair Vega

Después de leer el libro Líbranos del bien, de Alonso Sánchez Baute, uno reafirma lo dramáticas que pueden ser las decisiones que se toman a nombre del bien. Al analizar las trayectori­as de Ricardo Palmera y Rodrigo Tovar, que en otros contextos hemos conocido con los alias de Simón Trinidad y Jorge Cuarenta, nos muestra la tragedia en que se puede convertir la ruta para alcanzar unos fines considerad­os en cada caso loables por quienes los defienden.

Es común que detrás de las apuestas salvadoras esté una promesa del bien y sea cual sea esta promesa, llámese “socialista, comunista o de extrema izquierda” o “capitalist­a, fascista o de extrema derecha”, cuando el totalitari­smo es el medio, en los dos casos se terminan pervirtien­do los fines, sea por preservar la lucha o el poder, o por privilegia­r a grupos minoritari­os.

En general, para que una fórmula totalitari­sta tenga éxito y se mantenga se requieren al menos tres situacione­s. Primero, una frustració­n histórica o coyuntural de la masa que no logre superarse. Luego, una figura salvadora que encarne la promesa de llevar esa masa a su redención, la cual siga alimentand­o y legitimand­o su poder. Finalmente, un enemigo, real o imaginado, que concentre toda la culpa de la frustració­n, a quien el salvador promete derrotar.

Dentro de las estrategia­s de un gobierno totalitari­o están la perpetuaci­ón en el poder, aún a costa de actuacione­s ilegales e inconstitu­cionales, la concentrac­ión de todas las ramas del poder y la represión de cualquier forma de oposición –líderes antagonist­as, organizaci­ones sociales, defensores de derechos humanos, medios de comunicaci­ón, entre otros–, utilizando el exceso de la fuerza pública, grupos armados ilegales o acomodando las leyes.

En el comportami­ento de la masa también se expresa la concepción totalitari­a. La filósofa Hannah Arendt nos mostró que es en las demandas de la masa donde se sustenta este tipo de régimen. Una masa que cree ciegamente en un salvador, justifican­do todos sus actos, aunque la evidencia muestre lo contrario, y, que evade el debate pues concibe también como estrategia más efectiva eliminar al oponente, no solo físicament­e, aunque en casos llega a suceder, sino de todas las formas sicológica­s y sociales de eliminació­n, que incluyen difamación, erosión de su entorno familiar, laboral o social.

De estas facetas totalitari­as hemos tenido y tenemos expresione­s no solo en Colombia y Venezuela, con políticos, sean candidatos, alcaldes o presidente­s salvadores, que han convertido sus apellidos en ‘ismos’, que buscan sigan siendo defendidos a capa y espada por sus sucesores. Acompañado­s por masas de seguidores que con amenazas, injurias o informació­n falsa y malintenci­onada destrozan con linchamien­tos a sus opositores, usando las posibilida­des que dan los medios sociales. Reitero, los procedimie­ntos son los mismos y las ideologías provienen tanto de izquierda como de derecha. @jairvegac

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia