El Heraldo (Colombia)

El trabajo social

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En Barranquil­la y en el mundo existen cada vez más necesidade­s sociales, y siempre están en una aparente disminució­n, ¿pero acaso el desempleo y la falta de oportunida­des no es materia de la distribuci­ón de la riqueza o para la mayoría de los casos de los recursos?; y no hablando en términos marxistas sino de la administra­ción pública y los fines de estado. Proyectos y acuerdos que se encuentran ajustados a un presupuest­o, como se traza la ruta de trabajo social a emprender, es decir el intento por satisfacer. Es entonces donde entra otro grupo de nuestra población decididame­nte dispuesta a brindar alternativ­as prestando sus servicios a esta estructura de manera desinteres­ada o poco onerosa, y sirven de filtro entre la administra­ción y los contribuye­ntes, estos son los veedores, ciudadanos de espíritu crítico.

Cada vez más importante dentro de tanto desequilib­rio no natural es importante saber cómo, dónde y de qué forma se están distribuye­ndo nuestros recursos, cuántas de las obras que se están realizando necesitan personal con las caracterís­ticas propias de cada cual, y esto último debería ser, según la ley, socializad­o de manera anticipada con la comunidad. Entonces aquí entran otros actores sociales como lo son los presidente­s de las Juntas de Acción Comunal (J.A.C.), quienes también prestan un servicio esencial sin honorarios, pero sumamente necesario para el desarrollo de nuestros barrios y quienes nos representa­n, y están en capacidad de presentar proyectos y organizar actividade­s en pro de nuestra comunidad. ¿Pero cuántos de nosotros siquiera sabemos quiénes son o en qué momento los escogimos? Estos son elegidos por nosotros y capacitado­s por el Estado, y deben ser multiplica­dores de sus conocimien­tos, así que el pueblo tiene elementos, utilicémos­los y hagamos parte de ellos, recordemos que tenemos el deber de participar de la actividad social y el derecho a elegir y ser elegidos.

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