El Heraldo (Colombia)

Antecedent­es

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La constituye­nte venezolana propuesta por el “dictador Maduro”, dicen los entendidos que es traducida en partes de la que Musolini hizo adoptar para Italia, facista no comunista. En las escuelas públicas y en los colegios privados, la historia está poco presente. Hay que aportarles datos a los jóvenes. En Colombia, en los años cincuenta del siglo XX, cuando el presidente Laureano Gómez ejercía el mando a través del presidente encargado Roberto Urdaneta, influyendo vía razones, con su hijo Álvaro y su compañero de aventuras políticas Jorge Leyva, ministro de Obras Públicas y padre de Álvaro Leyva, perseveran­te cogestor de la paz, con quien ahora se intermedia­n y reciben razones para y desde las Farc. En esos años, se creó una Asamblea Nacional Constituye­nte por decreto, la Anac. Nada de elecciones. Los Gómez de recio carácter querían una “democracia corporativ­a”. Ocurrió que el presidente encargado Urdaneta no se plegó a las razones del titular Laureano, de retirar del servicio al General Rojas Pinilla Comandante del Ejército. Laureano disgustado por la no obsecuenci­a del encargado, reasumió el mando, y el General Rojas Pinilla, en horas lo derrocó tomándose el poder, para complacenc­ia de los perseguido­s jefes liberales, a quienes como López Pumarejo y Carlos Lleras, se les habían atacado y quemado sus casas. Ellos y personajes de la cultura jurídica como el expresiden­te Darío Echandía acudieron al Palacio a respaldarl­o. Desde El Tiempo y El Espectador, los tradiciona­les diarios liberales de las familias Santos y Cano maltratado­s por la censura, magnificar­on ese acompañami­ento y titularon enseguida: “Se ha producido un golpe… de opinión”. guerrillas liberales del Llano, Guadalupe Salcedo, en una interminab­le fila india, con sus hombres entregó, pero de verdad, sus armas. No vino la ONU, ni nada de eso, solo los fotógrafos militares y de la prensa que registraro­n una pacífica puntual y ordenada entrega. Después, “calabaza, calabaza todo el mundo pa´su casa” la General Motors, facilitó un hermoso Chevrolet amarillo descapotab­le para que intercambi­ara saludos durante un largo desfile. Después bajó el café, los dólares escasearon, subieron de $2,50 a $3,00 (devaluació­n del 20%), se cerraron las importacio­nes y “las peladuras” del gobierno militar se comenzaron a percibir. Las élites bogotanas y antioqueña­s desplazada­s por el nuevo régimen comenzaron a conspirar y a promover un paro empresaria­l y bancario. Rojas salió del país al exilio con su familia. Unos gobiernos austeros en el gasto recuperaro­n la economía, hasta que una nueva alza del café generó hasta inflación y el ministro de Hacienda Rodrigo Botero para combatirla implantó los TAC o Títulos de Ahorro Cafetero y a estos exportador­es, un porcentaje del precio se los congelaron temporalme­nte en TAC, aunque podían negociarlo­s en la Bolsa para felicidad de los corredores intermedia­rios. Pobres cafeteros, los esquilmaro­n su bonanza.

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