El Heraldo (Colombia)

¡Resucitó, resucitó!

- Por Antonio Celia C.

Resucitó, resucitó! gritaba despavorid­a, cuando al entrar al dormitorio encontró acostado en su cama, todo arropado, a su esposo, que había fallecido 30 días antes. Ella y toda su familia venían precisamen­te de la misa del mes. Los hijos corrían, daban alaridos, los nietos salieron a perderse; hasta el perro de la casa ladraba sin cesar.” ¡Resucitó, resucitó, milagro!”, gritaban todos, mas nadie se atrevía a acercarse al difunto. Finalmente, el hijo mayor se llenó de coraje, se acercó receloso y lo desarropó y quedó petrificad­o cuando vio que quien estaba tendido en el lecho nupcial, semidesnud­o, no era su padre fallecido, sino el vecino del piso de arriba del edificio donde vivían. ¡Qué confu- sión! ¿Qué hacía allí ese señor? Resulta que tenía la costumbre de tomarse unos tragos, y su conductor, que era nuevo y encargado de devolverlo a casa, se equivocó de piso. Lo desvistió, dejándolo en paños menores, lo depositó en la cama y lo arropó para que durmiera. Fue tal la algarabía, que la esposa del intruso acudió a ver qué pasaba y quedó estupefact­a al ver que era su cónyuge el causante del escándalo. Ella, de inmediato, sin poder ocultar su rabia, luego de toda clase de reprimenda­s, lo sometió a un exhaustivo interrogat­orio como suelen hacer todas las mujeres cuando de tragos se trata. “¿Cómo se te ocurre entrar al apartament­o ajeno y en esas condicione­s? Qué vergüenza. ¿Es que no sabes dónde vives?”. A lo que él, con voz etílica y entrecorta­da, tambaleánd­ose y apoyado en el hombro del hijo menor, respondió: “¿Cómo quieres que sepa cuál es mi casa, si tú todos los días cambias los muebles y ya uno ni sabe donde vive?”.

P.D. Señora, con el debido respeto: deje la mudadera de cosas, que confunde a su pobre esposo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia