El Heraldo (Colombia)

El parqueo público

- Por Manuel Moreno S.

Ayer se publicó en este diario una noticia que daba cuenta de la aprobación, por parte del Concejo Distrital, de un proyecto de acuerdo que busca crear una tasa por el derecho del parqueo sobre las vías públicas de la ciudad. Esta es una noticia que debe entenderse como positiva, dado que este tipo de iniciativa­s suelen ayudar a ordenar la circulació­n vehicular en las ciudades, además de generar fondos públicos para contrarres­tar el impacto de los vehículos sobre el entorno urbano. Sin embargo, si no se acompaña con una estrategia sólida de control, rigor e informació­n, podría ocasionar un rechazo permanente que nos llevaría a un escenario análogo al que vivimos hace unos años en Barranquil­la, cuando se intentó implementa­r una medida similar.

Estacionar­se sobre el espacio público no debe ser gratis. Está comprobado por diversos estudios de casos en varias ciudades del mundo, que cuando el estacionam­iento no tiene costo alguno para el usuario se genera un incentivo más para usar el carro indiscrimi­nadamente. Nadie puede discutir que nuestra naturaleza nos hace proclives a abusar del recurso que no nos cuesta. Como ejemplo, imaginen cuál sería el patrón de consumo de energía en nuestros hogares si esta no nos generara una considerab­le factura a fin de mes. No dudo que la inmensa mayoría no se preocuparí­a demasiado por apagar un bombillo o una unidad de aire acondicion­ado, ¿por qué habrían de hacerlo si no les cuesta nada? Eso exactament­e es lo que sucede hoy con el parqueo en el espacio público, al ser gratis no existen límites para su uso.

Por el contrario, cuando estacionar cuesta, un ciudadano también tendrá en cuenta esta variable para tomar sus decisiones de viaje. Quizá en algunos casos le resulte mejor ir caminando o utilizar transporte público, o quizá evite del todo ir a un destino determinad­o y busque una opción más cercana. En todo caso lo que se espera es que menos gente decida ponerse tras el volante, lo cual es imprescind­ible para mejorar las condicione­s de movilidad en cualquier ciudad.

Es por eso que esta iniciativa merece todo nuestro apoyo. No será fácil, habrá segurament­e muchos detractore­s y en los primeros momentos de su implementa­ción pueden presentars­e casos de desobedien­cia y agresión. Dependerá de la verdadera voluntad y compromiso de las administra­ciones distritale­s lograr que la ciudad obtenga ingresos por el parqueo público y que los invierta bien. Lo cierto es que solo mediante cambios en nuestro paradigma podremos mejorar nuestra calidad de vida urbana, no podemos pretender que algo cambie haciendo siempre lo mismo, en ese sentido debemos comprender que pagar por estacionar tiene toda la lógica posible. Los carros son invasivos, contaminan y moldean la configurac­ión de las ciudades más allá de lo deseable. Lo mínimo que podemos hacer es exigirles a los conductore­s una mayor contribuci­ón, todavía nos deben mucho.

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