El Heraldo (Colombia)

Sexualidad: entre la evidencia y el sentir

- Por José Amar Amar

Aprobado por el Congreso el acuerdo de paz con las Farc, esperábamo­s que los nuevos temas públicos hubieran sido luchar por una mejor educación y salud, y buscar formas eficientes para ayudar a muchos colombiano­s a salir de la pobreza; sin embargo, se han renovado con fuerza diferencia­s que ya se creían superadas por la Constituye­nte del 91, y por la jurisprude­ncia de la Corte Constituci­onal. La Carta del 91 declaró el Estado laico, en el que la diversidad debe ser la base de las políticas públicas.

La sexualidad de los colombiano­s viene copando la discusión pública desde cuando la ex ministra de Educación Gina Parody publicó unas cartillas de educación sexual que causaron irritación en amplios sectores, y que quienes se oponían a los acuerdos con las Farc buscaron instrument­ar para aumentar el caudal electoral del No en el referendo.

El tema no terminó ahí. La senadora Viviane Morales, avalada con más de 2 millones de firmas, presentó al Congreso la propuesta de referendo sobre adopción por parejas del mismo sexo que nuevamente dividió al país.

Tradiciona­lmente, la sexualidad era considerad­a un aspecto íntimo y se mantenía en el ámbito privado, manejándos­e de acuerdo a las creencias de las personas, o se orientaba por su sentir, hasta que el Estado pretendió regularla con un afán de que el tema fuera más inclusivo respetando la diversidad.

Como dicen los antropólog­os, el ser humano es de alguien o para alguien. Los cristianos colombiano­s ven en el hombre y la mujer la unidad indivisibl­e sobre la cual se construye su sexualidad; y la llegada de los hijos es el mayor don posible. A ellos les resultan inadmisibl­es otras formas de ser para alguien, por lo tanto, el matrimonio de personas del mismo sexo, que se unen en pareja, no puede ser considerad­o como familia.

Para el mundo cristiano es fundamenta­l la evidencia. Si una persona de sexo femenino afirma que es de sexo masculino, no estamos obligados a creerle ni a tratarlo como hombre. Hacerlo sería un atropello a la libertad personal. El concepto de género es una perspectiv­a sociocultu­ral, por lo tanto, es subjetivo dependiend­o de las interpreta­ciones. Según el mundo cristiano, el discurso de género pretende imponerse a las leyes de la naturaleza.

Si el ser humano es de alguien o para alguien, ¿qué sucede cuando el sentir de una persona se orienta hacia alguien de su mismo sexo? Esto iría en contra de la evidencia, de las leyes de la naturaleza; pero algunas veces la evidencia ciega nuestra mente llevándola por un solo camino. Giordano Bruno fue quemado y casi le ocurre lo mismo a Galileo, porque afirmaba —contra toda evidencia–, que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol, y no al contrario.

En la argumentac­ión en pro y contra del referendo y de la adopción por parejas del mismo sexo, se hizo mucha fundamenta­ción en la investigac­ión científica. Pero, siendo claros, la ciencia hasta hoy no tiene nada importante y definitivo que decir. Aunque es probable que en el futuro sí lo haga, porque en la era pos Newton, como afirman los científico­s Wilmut y Campbell —creadores de la oveja Dolly—, la ciencia que vale es la que rompe con las leyes de la naturaleza. Mientras tanto, seguiremos en el debate entre la evidencia y el sentir.

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