Aprobaciones ‘fast’ ¿de rapidez o como siempre?
Los plenipotenciarios negociadores gubernamentales de la paz convinieron unos procedimientos con las Farc, su contraparte, para el proceso que ambas partes desean culminar. Lamentablemente, lo convenido rebasa lo establecido por nuestro sistema democrático, para modificar nada menos que la Constitución Nacional. Eso dictaminó la Corte Constitucional, guardiana elegida precisamente para vigilar eso. Así que el nuevo sistema importado del fast track para aprobar los textos de proyectos para reformar la Constitución fue declarado inexequible, el Congreso ya no será más un notario para registrar lo que el Gobierno someta a un sonoro pupitrazo, sin antes haberlo estudiado y debatido tema por tema. Nada de votaciones en bloque sin posibilidad de ajustes. Al “va porque va” y sin que los parlamentarios queden reducidos a aprobar o negar el bloque de toda la propuesta oficial, la Corte lo paró en seco. El “ábrete Sésamo” del motivo paz, fórmula como de Las mil y una noches, no abrió la puerta de la reforma constitucional de manera diferente a lo establecido. El Congreso intervendrá como siempre. Así las cosas, como los tiempos se alargan, solo quien suceda al presidente Santos verá concluido el proceso que tantos presidentes han intentado. “Nadie puede dar lo que no tiene”. El grupo de plenipotenciarios que dirigió pacientemente por cinco años en La Habana el exvicepresidente De la Calle luce que acordaron algo que el Presidente no podía delegar, la Reforma Constitucional en forma diferente a lo establecido, como el fast track, pasándose por la faja al Congreso. Esto no es un Tratado de paz con una potencia extranjera.