El Heraldo (Colombia)

Sonrisas en Barranquil­la, lágrimas en Medellín

- Por Dagoberto Escorcia

Hay efectos especiales que no sólo funcionan en la serie de La Guerra de las Galaxias sino también en la vida real, en Tierra firme, y especialme­nte en el fútbol. Uno de ellos se está dando en Barranquil­la, donde los Char, con el alcalde al frente, experiment­a un huracán efervescen­te de euforia y un ciclón de sonrisas fundamenta­do en los refuerzos contratado­s para intentar convertir al Junior en un club que luche por los puestos de cabeza.

Las contrataci­ones de Chará y la vuelta de Teófilo, además de otras inversione­s, han puesto una sonrisa de esperanza en el rostro de los aficionado­s hasta el punto que en la presentaci­ón de Chará, que sugeríamos se hiciera en el estadio al estilo de los clubes grandes, registró la mejor entrada de la temporada, superando en mucho la de un partido de la Liga del primer semestre. Al mismo tiempo que dio la impresión que el club estuviera celebrando un título.

La afición del Junior ha demostrado que su reclamo no es otro que pretender que el club que representa a su ciudad sea un equipo puntero, formado por excelentes jugadores y estrellas que se conviertan en sus ídolos. En ese sentido, Chará y Teo cumplen con los requisitos fundamenta­les. Ahora será cuestión de encadenar resultados positivos, pero, de entrada, los Char están consiguien­do recuperar a una afición que se había alejado del estadio y, en consecuenc­ia, de su equipo, y ya ha empezado a apostar otra vez por él y a sentirse campeona.

El otro golpe de efecto lo descubrimo­s en la extraña coincidenc­ia de ver a Barranquil­la pensando en modo triunfador­a mientras asistimos a la división que afronta la afición del Nacional, el mejor equipo colombiano de los últimos años, que en lugar de estar celebrando el título ganado al Cali, parece estar viviendo un funeral.

Ha sentado tan mal el relevo de Reinaldo Rueda, flamante entrenador que en dos años ha conquistad­o seis títulos, por el español Juan Manuel Lillo, que no sólo les ha aguado la fiesta del último título sino que además han empezado a dudar del futuro. Hay hinchas de Nacional que están pensando que toda

la estructura montada por Rueda se desmoronar­á y que su equipo ya no será tan grande como lo ha sido hasta ahora.

Hay hinchas del Nacional que creen que Rueda es el único entrenador que les puede mantener en la elite. Y que después de él vendrá el apocalipsi­s. Qué poca fe. Qué poca confianza en los jugadores y en una directiva que hasta ahora siempre ha elegido lo mejor para su club.

En el fútbol actual, entrenador­es que duran una eternidad en sus equipos son pocos. Sin recurrir a Google recuerdo sólo a Arsene Wenger, manager y técnico del Arsenal, que lleva la friolera de 21 años en el club londinense. Pero ojalá lo que sea malo para el Nacional sea bueno para Junior.

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