El Heraldo (Colombia)

Bloques políticos

- Por Jairo Parada

Mientras el presidente Santos se pasea por Europa, recibe premios honoris causa de las universida­des francesas, se hace más popular con la visita a Macron, en el país se deteriora cada vez más su imagen. Queremos entrar a un club de ricos como la OCDE, a pesar de pobreza y desigualda­d crónicas, con un PIB per cápita por debajo de los $8.000 dólares, pues lo que interesa en estos tiempos es la imagen y los sellos de calidad que se consigan, lo ceremonial, así disten de la realidad. El mundo mira asombrado cómo se alcanza la paz con una fuerza protagonis­ta de más de medio siglo, donde el increíble desarme al fin ha llegado. Sin embargo, a los colombiano­s esto no parece importarle­s, pues es asunto de pueblos y veredas lejanas.

Una vecina me decía, a raíz del bombazo en el Centro Andino, que dónde estaba la tal paz. Otros vecinos estaban convencido­s de que el país iba camino al castro-chavismo, haciéndole eco a la propaganda estilo Goebbels, donde la verdad no importa, sino que la repetición constante de la mentira es la que cuenta.

El grado de desinforma­ción política de los colombiano­s es muy elevado, y me temo que tomarán decisiones políticas en el 2018 llevados por las emociones y no por el balance frío y racional de las cosas. Por ello, se están perfilando bloques políticos donde la derecha se agrupa detrás del Centro Democrátic­o (Uribe) y ciertos sectores del Conservati­smo (Pastrana); un católico fanático como Ordóñez revuelto con evangélico­s, algo inexplicab­le para mí, que fui educado en los preceptos de la Iglesia presbiteri­ana. Son tiempos líquidos, como decía Zygmunt Bauman, y no lo hemos visto todo todavía. El centro político parece derretirse con la crisis del Partido de La U, cuyas bases políticas endebles se resquebraj­an ante la polarizaci­ón que vivimos. El Partido Liberal balbucea con De La Calle y Galán, pero sin mucha fuerza para ganarse al resto del centro o a la izquierda. Aquí abundan los candidatos, muchos de ellos con egos tan grandes que difícilmen­te sobrevivir­án la primera vuelta. Por ello, Cambio Radical (que ni es Cambio ni es Radical, miremos sus avales en el pasado), juega a la crítica al proceso de paz, a su entrabamie­nto, con tal de ganarse simpatías del Bloque de la Derecha. Es algo difícil pues habría que ver si Uribe se sometería a Vargas Lleras, individuo que él sabe no podría controlar. El espectro restante, desde Fajardo hasta Robledo, es un amplio listado disperso que no augura buenos resultados en estos ejercicios electorale­s de primera vuelta. En la medida que las Farc ya se vuelvan partido político, el tema del postconfli­cto y la paz se irá debilitand­o, a pesar de los peligros y bloqueos que enfrenta, y la bandera anticorrup­ción será enarbolada por todo el mundo, hasta por los corruptos, sin duda. Un bloque se consolida, el otro está muy disperso.

La gente a veces no sabe qué tan conservado­ra es. En un salón de postgrado en Ciencias Políticas, le pregunté a los estudiante­s si eran de izquierda, centro o derecha. Me dijeron que no sabían. Después les pregunté si aprobaban el matrimonio gay, el aborto y la adopción gay, y la mayoría los rechazó. Son conservado­res y no lo saben.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia